Dicen que el sistema democrático genera responsabilidad y rendición de cuentas y en principio, uno podría estar de acuerdo con ese postulado. Pero también se debería reconocer que el sistema tiene múltiples repechajes, los cuales garantizan a los políticos que una gestión fallida pueda no siempre significar el fin de su carrera. Las posibilidades de saltar de una cámara a otra, de un partido a otro o de una posición en el Ejecutivo a una cómoda ubicación en los plurinominales, fomenta un régimen que reduce notablemente la autoridad moral de la clase política. No me detengo en todos los casos porque no terminaría; pero quienes fracasaron en la gestión capitalina hoy ocupan cómodas posiciones en el Legislativo y todos aquellos que nos dejaron una nación que, según la más reciente Encuesta Nacional de Victimización (https://goo.gl/xhPH9e), es un país de víctimas (25.4 millones de compatriotas han sido objeto de un delito), hoy pueden cómodamente pontificar en el Legislativo porque sus partidos (u otros) les han dado cobijo. Una vergüenza y una disminución notable de la credibilidad.
Pero lo más escandaloso es que coincidan, en el tiempo, dos noticias que fatalmente sacuden a cualquier espíritu independiente. El mismo día que se anunciaba el despliegue federal en Acapulco —el cual supongo cuenta con la bendición del nuevo gobierno— dos ex alcaldes de ese municipio, Félix Salgado Macedonio y Manuel Añorve, ocupaban la presidencia de sendas comisiones senatoriales. Añorve, quien fue reconvenido por Felipe Calderón por no poder garantizar mínimos de seguridad y vio cómo el tianguis turístico emigraba a otros destinos, no encontró, sin embargo, óbice para presidir la Comisión de Estudios Legislativos. Y Félix Salgado Macedonio, quien tuvo un sonoro fracaso como presidente municipal del puerto y pedía a gritos el apoyo de las fuerzas federales, hoy presidirá, ni más ni menos, que la Comisión de Defensa Nacional. No tengo ni idea de lo que opinará (este senador de la mayoría) sobre la Ley de Seguridad Interior, supongo que la habrá criticado como el resto de los legisladores de Morena y ahora será el interlocutor de las Fuerzas Armadas.
En ambos casos, el fracaso acompañó a sus gestiones y Acapulco (después de gobiernos del PRI, morenistas y perredistas) es una vorágine. Pero los flamantes senadores despacharán tranquilamente desde sus presidencias de Comisión. Creo que, aunque les paguen menos y coman en tupperware, es poco alentador para la vida de la República que el fracaso de una gestión se premie de esa manera. Dicho en otras palabras, no importa que tu gestión como presidente municipal haya dejado enfangado tu municipio, al final tu partido te rescatará y saldrá a la defensa de tu caso como si fuera un ataque a la voluntad de la mayoría. A mí me parece que, si la mayoría sufragó por un cambio, el darnos como alternativa, en una materia tan importante como la defensa nacional, a un personaje como el ex alcalde, significa o que el Legislativo no va a tener absolutamente ninguna relevancia en el manejo de ésta, lo cual me parece delicado, o bien, el mensaje de la bancada mayoritaria es que el perfil de Salgado Macedonio es el idóneo para atender la defensa y la soberanía nacional. No veo con qué argumentos, ni los defensores del PRI más tradicional ni los más optimistas de Morena, puedan defender que un fracaso clamoroso en tu gestión se corone con una comisión senatorial. No le demos vueltas, por eso estamos como estamos en materia de seguridad.
Analista político. @leonardocurzio