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La única forma de combatir la pobreza es generando empleos y oportunidades de negocio que permitan que cada mexicano pueda salir adelante con su propio esfuerzo. Los países que más han mejorado sus condiciones de vida son aquellos que han logrado impulsar el crecimiento de la economía. Por eso es tan importante facilitar la actividad de las empresas, que generan nueve de cada diez empleos formales en el país; de los emprendedores que quieren abrir un negocio que sea una fuente de ingreso pero también de trabajo.
En este sentido, uno de los apoyos más efectivos es contar con un ambiente de negocios propicio para la apertura y operación de las empresas. La mayor ayuda de los gobiernos es eliminar los trámites inútiles que sólo retrasan a la iniciativa privada y simplificar los que son necesarios. Necesitamos una regulación que corrija las fallas del mercado, pero no que lo asfixie. Hay que regular de manera eficiente para que los emprendedores puedan perseguir sus sueños, para que los inversionistas tengan confianza y los mexicanos contemos con fuentes de empleo.
En materia regulatoria hemos tenido luces y sombras. A lo largo de los últimos 10 años, se ha logrado que abrir una empresa cueste 30% menos. Además, a nivel federal se han adoptado importantes disciplinas, como la regla del “2x1” para eliminar costos antes de crear una nueva regulación. Sin embargo, aún nos quedan retos por delante. En México, existen todavía alrededor de 150 mil regulaciones que implican costos de transacción particularmente altos para las pequeñas empresas.
Sobre todo a nivel local, los empresarios y emprendedores enfrentamos importantes barreras. De acuerdo con el Observatorio Nacional de Mejora Regulatoria, sólo ocho entidades tienen una política regulatoria sustentada en su Constitución. Y de los 32 municipios evaluados, sólo seis tienen una disposición en algún código y 16 incluyen mejora regulatoria en el bando municipal.
La reciente aprobación de la Ley General de Mejora Regulatoria es una buena noticia para transformar esta realidad. Una de sus grandes implicaciones será convertir la mejora regulatoria en una política de Estado. Con su promulgación se construye un marco jurídico que define como sujetos obligados a todos los órdenes de gobierno y poderes del Estado, procuradurías, órganos constitucionales autónomos y organismos de jurisdicción contenciosa.
Si todos los poderes han sido parte del entramado de requisitos y obligaciones que tienen que cumplir los particulares, todos deben ser parte de su simplificación. En el sector privado hemos acompañado los esfuerzos del sector público al identificar los trámites con mayores costos, con más riesgo de corrupción y mayor impacto sobre la actividad productiva.
Necesitamos trabajar juntos en esta tarea. Por eso, llamamos a los gobernadores y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, así como a los alcaldes de los 100 municipios con mayor actividad económica, a que promulguen un decreto para asumir la regla de 2x1 como en el orden federal, a fin de acelerar la implementación de la mejora regulatoria.
La prosperidad de un país, como el bienestar de una familia, se construye con oportunidades de empleo y desarrollo. Dejemos la magia para los cuentos, para salir adelante México necesita apostar por la productividad y la competitividad, porque haya confianza en la economía y las empresas puedan generar nuevos empleos.
Presidente del CCE