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La democracia no puede ser reducida al momento electoral. Para ser democráticos es tan importante elegir a nuestros gobernantes a través del voto popular, como asegurar que el gobierno se conduce con pesos y contrapesos, rindiendo cuentas a los ciudadanos. La democracia no es sólo una forma de acceder al poder, sino también una manera de ejercerlo.
A lo largo del proceso electoral en curso, los ciudadanos hemos participado como nunca antes para enriquecer el debate público, para proponer temas a discutir a los candidatos, para monitorear a las autoridades y exigirles, a todos, una elección libre, limpia y equitativa. Sobre todo, hemos llamado a los actores políticos a preservar la paz, condenar la violencia política y contener la participación del crimen organizado.
Desde el sector privado, hemos señalado cuáles son nuestras prioridades, qué diagnóstico tenemos del país y cómo creemos que se debe trabajar para construir un mejor futuro. Más allá de las diferencias ideológicas, sólo con crecimiento económico, con inversión y empleo podemos encontrar un camino sostenible para erradicar la pobreza y garantizar el bienestar de los mexicanos. Confiamos en que la decisión de los mexicanos el 1 de julio contribuirá a alcanzar ese objetivo.
Sin embargo, más allá del resultado electoral, no debemos olvidar que la participación política es una responsabilidad permanente de los ciudadanos. El activismo de los empresarios, la sociedad civil, la academia y los medios de comunicación no puede ni debe concluir en la jornada electoral. Al contrario, en los siguientes meses y años tenemos que consolidarnos como una sociedad que vigila, exige cuentas y establece controles sobre nuestros representantes.
Los ciudadanos no podemos dar un cheque en blanco a quienes ganan una elección. Tenemos que seguir impulsando la transparencia, fomentando la rendición de cuentas y exigiendo que las políticas públicas respondan a los intereses del país y resuelvan las necesidades de los mexicanos. Los mejores gobiernos no son los que tienen los mejores líderes, sino los que operan en un marco institucional fuerte, con controles claros y responsabilidades definidas frente a la sociedad.
Después de esta elección, como sociedad debemos contribuir al fortalecimiento de nuestras instituciones, la ampliación de nuestras libertades y el respeto irrestricto a nuestros derechos. México no puede permitirse un paso atrás. Nos ha tomado años construir un régimen democrático frente al autoritarismo, poner los cimientos de un Estado de Derecho frente a la impunidad y la discrecionalidad, así como abrir espacios para el pluralismo y la diversidad.
Por eso, los mexicanos debemos tener presente que en esta elección no solamente se disputa la Presidencia de la República; están en juego también el Congreso de la Unión y la mayoría de los Congresos locales, que deberán fortalecer el régimen democrático y vigilar a los poderes ejecutivos de todo el país. Es necesario que nuestro voto sea informado y razonado en cada una de las boletas que marquemos en la próxima jornada electoral, y que reflexionemos sobre la importancia de los pesos y contrapesos en nuestra democracia.
El futuro de México será definido por la decisión que tomemos los mexicanos en esta elección, pero también por las acciones que emprendamos después. Nuestro destino no depende exclusivamente de quienes resulten ganadores en esta campaña, sino del esfuerzo y el compromiso con el que trabajemos todos a diario. Más allá de la elección, los mexicanos debemos seguir construyendo un mejor futuro.
Presidente del CCE