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En seis estados de la República hubo elecciones el 2 de junio. Asomarse a los resultados y hacer unas notas creo que vale la pena. Antes, sin embargo, subrayar lo obvio: las elecciones son desde hace un buen tiempo la rutina que permite a la diversidad política mexicana convivir y competir de manera pacífica y participativa.
1. La abstención fue alta. En Aguascalientes acudió a las urnas el 39 por ciento de la lista nominal de electores. En Baja California el 30, en Durango el 45, en Quintana Roo el 22, en Puebla el 33 y en Tamaulipas también el 33. La abstención es síntoma de desapego, un indicador que no debe ser despreciado porque ilustra la distancia que existe entre franjas importantes del electorado potencial y la vida política. Pero no existe algo así como el Partido Abstencionista porque los nutrientes del fenómeno no solo son distintos sino incluso encontrados: desde quienes expresan una especie de consenso pasivo hasta los hiperpolitizados que no se identifica con ninguna de las opciones. Nadie puede hablar a nombre de los abstencionistas. El abstencionismo deja en manos de otros la elección de nuestros representantes.
2. En Baja California el fenómeno Morena logró “carro completo”. El gobernador, los 5 ayuntamientos y los 17 diputados de mayoría relativa fueron para la coalición Morena-PVEM-PT y un partido regional. Con ello se puso punto final a treinta años de gobierno local panista. Desde aquella primera gubernatura ganada por la oposición al PRI en 1989 hasta la fecha. Uno de cada dos votantes lo hizo por la coalición que postuló a Jaime Bonilla (50.38%) que obtuvo una amplia ventaja en relación al segundo lugar, José Óscar Vega del PAN (23.14).
3. En Puebla, Miguel Barbosa (44.80% de los votos), candidato de Morena y apoyado además por el PT y el PVEM, derrotó a Enrique Cárdenas (33.18) postulado por la coalición PAN, PRD, MC. No obstante, en esa votación el PAN superó a Morena. Fue gracias a los votos del PT y PVEM que el segundo rebasó al primero. Además, en ese estado se llevaron a cabo otras 5 elecciones extraordinarias de ayuntamientos en 5 pequeños municipios. Cuatro las ganó el PRI y uno Morena aliada con PT y ES.
4. En Aguascalientes se eligieron los once ayuntamientos. 5 los ganó el PAN (en donde se concentra el 70% de la población), 2 el PVEM, y uno el PRI, otro el PRD, uno más el PT y uno Morena.
5. En Durango se renovaron los 39 ayuntamientos. EL PAN junto con el PRD ganaron 16, el PAN sin alianza 2, el PRI 16, Morena 2, PT 1, MC 1 y el Partido Duranguense 1.
6. En Quintana Roo hubo elecciones para renovar el Congreso. De los 15 distritos de mayoría relativa, 11 los ganó la coalición Morena-PVEM-PT; 3 la alianza PAN-PRD-ES (partido político local) y uno el PRI.
7. En Tamaulipas, igualmente solo se eligió al Congreso. De 22 distritos 21 los ganó el PAN y uno Morena (uno de los distritos de Matamoros).
Las cifras son elocuentes. La ola de crecimiento de Morena continúa, aunque sin la misma intensidad. Gana los dos cargos más importantes que estaban en disputa. Resultó la fuerza más relevante en tres estados, pero en otros tres su presencia fue más bien testimonial. El PAN sufrió dos derrotas significativas al perder las dos gubernaturas que estaban en juego. Pero aparece como la organización predominante en tres estados. El PRI parece una fuerza declinante. De aquel partido hegemónico queda poco. Resultó competitivo solamente en Durango y en el resto de los estados obtuvo algunos triunfos más bien marginales.
Afirma Perogrullo: México es un país grande y diverso. Y dado que los humores públicos son cambiantes y además modelados por situaciones regionales distintas, las oscilaciones de las votaciones no dejarán de producirse. La pluralidad política sigue presente, hay recambios en las correlaciones de fuerzas estatales enfáticas, pero todo parece indicar que solo desde la añoranza conservadora se puede ensoñar un país alineado a una sola fuerza política. ¿O estoy confundiendo mis deseos con la realidad?
Profesor de la UNAM