La semana pasada se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer. Más allá del reconocimiento que les debemos a las mujeres, me parece que la celebración representa una buena ocasión para revisar algunos datos que nos permitan dimensionar cuánto hemos avanzado y qué nos falta lograr en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. En junio de este año se van a cumplir 24 años de la firma de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (conocida como Belém do Para) ratificada por nuestro país; también, en diciembre próximo, se cumplirán 39 años de la Convención para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) aprobada por la Organización de Naciones Unidas en 1979, ratificada por 187 países, incluido México.

En nuestro país y en el resto del mundo, el siglo XXI no puede entenderse sin la participación cada vez más activa de las mujeres en la toma de decisiones. En México, todos los días millones de ellas aportan su talento y trabajo al progreso del país en las escuelas, en las fábricas, en el campo; en las universidades y el gobierno; en las Fuerzas Armadas, los negocios, los medios de comunicación; en la cultura, en la política y en todos los ámbitos de la vida nacional. Sin embargo, aunque hemos tenido avances, tenemos que aceptar que en México persisten prejuicios y actitudes que frenan el desarrollo pleno de las mujeres. En muchos lugares siguen siendo ignoradas o discriminadas. No hemos podido superar estereotipos tan despreciables como el machismo; y lo más doloroso e indignante: las mujeres siguen siendo víctimas de agresiones de todo tipo, solamente, por el hecho de ser mujeres.

Lo que sucede en México es por demás preocupante. Los datos que nos aporta el Inegi respecto de la violencia en contra de las mujeres, son verdaderamente alarmantes. Según la Encuesta Nacional de Relaciones en los Hogares (ENDIREH-2016) 66% de las mujeres de 15 años y más, han enfrentado al menos un incidente de violencia, alguna vez en su vida. 43% de las mujeres han sufrido violencia por parte de su actual o última pareja, esposo o novio, a lo largo de su relación. En los espacios públicos o comunitarios (la calle, el parque, el transporte, etcétera), 34% de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia sexual. De las mujeres que han asistido a la escuela, 25% enfrentaron violencia por parte de compañeros, compañeras y maestros, entre otros, durante su vida de estudiantes.

Cuando uno ve estas cifras, nos damos cuenta de que lo que se ha hecho al respecto no es suficiente, aun nos hace falta mucho para vivir un país verdaderamente democrático, en el que impere la igualdad entre hombres y mujeres. Las cifras nos deben servir para comprender la profundidad del problema y la imperiosa necesidad que tenemos de abordarlo con visión de Estado. Es una situación ofensiva que no debemos seguir tolerando como nación.

La violencia en contra de las mujeres, sólo por el hecho de ser mujeres, es un flagelo que constituye no sólo un obstáculo para el desarrollo igualitario de nuestra sociedad, sino que representa una barrera para el avance en la consolidación de los valores democráticos y el respeto de los Derechos Humanos en México. La erradicación de la violencia contra las mujeres, requiere un cambio cultural en el que participen todas las personas, no sólo los gobiernos, se requiere del compromiso de la sociedad entera. Debemos educar a nuestros hijos en una cultura de igualdad entre hombres y mujeres. Mientras persista la desigualdad y el maltrato a las mujeres, México no podrá salir adelante.

Abogado .
@jglezmorfin

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