Ya se ha escrito demasiado de la inusual renuncia del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa. Él ha expuesto con claridad las razones que motivaron su salida, considero que el Presidente deberá de tomarlas en cuenta. No es momento de jugar con la economía. No podemos cometer los errores que se cometieron en décadas pasadas, ya mucho pagamos por ellos. En un entorno internacional tan complejo, con tanta incertidumbre, se tienen que enviar señales de certeza en el manejo de nuestra economía. La volatilidad política y económica que se está dando en muchos lugares del mundo, se refleja en México en todas las variables financieras. Por si esto fuera poco, la falta de coherencia de quien ocupa la presidencia en nuestro vecino país del norte, seguramente, seguirá impactando un día sí y otro también, a diversos sectores productivos en nuestro país.
Tampoco debemos de subestimar las preocupaciones de amplios sectores de la población respecto de algunas decisiones que ha venido tomando el gobierno del presidente López Obrador, muy señaladamente: la cancelación del aeropuerto de Texcoco, el Tren Maya y la construcción de la refinería en Dos Bocas. Muchos recordamos aquella famosa frase del presidente Echeverría en 1973 una vez que destituyó al secretario de Hacienda, Hugo B. Margáin: “Ahora la economía se maneja desde Los Pinos”. Esa desastrosa decisión, aunado a que su sucesor en la Presidencia siguió por el mismo camino, generó una terrible crisis económica de la que el país tardó más de una década en reponerse. Tal vez, la lección más importante que nos dejó, es que no podemos cometer los mismos errores que en épocas pasadas nos costaron tanto.
Una de las principales pérdidas de esas crisis de los setenta y principios de los ochenta, fue la credibilidad en nuestra política económica. Credibilidad que, por cierto, se fue recuperando poco a poco en las últimas tres décadas. Si bien es cierto que el crecimiento de la economía en términos del PIB ha sido pobre, también es cierto y muy importante, que gracias al manejo responsable de la economía, ha ido restableciéndose en el ámbito internacional la confianza en el futuro de nuestro país.
La designación de Arturo Herrera como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha sido acertada y la rapidez con que se dio a conocer su nombramiento, ha traído tranquilidad a los mercados, esto, en tiempos de turbulencia, no es poca cosa. Herrera es un funcionario con experiencia, conocedor del tema y técnicamente solvente. Además, Herrera es el único funcionario del primer nivel que ha expresado en público discrepancias con el Presidente respecto de decisiones de algunas de sus políticas públicas (aunque inmediatamente fue reconvenido por el propio Presidente). Primero, en una entrevista con el Financial Times, puso en duda la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco; y, segundo, propuso reinstalar la tenencia vehicular en todo el territorio nacional, con el objeto de fortalecer las finanzas de las entidades federativas. Estos dos hechos, aunque hayan sido desmentidos por el Presidente, hablan bien de él, y, en tiempos en que se requiere un manejo responsable de las finanzas públicas, no es un dato menor.
Si queremos un mejor futuro para México, es muy importante que al gobierno del presidente López Obrador le vaya bien y, para que ello suceda, es indispensable preservar la credibilidad en la política económica. Fueron muchos años de ajustes, de ver a México sufriendo sin acceso a crédito ni a recursos; todo por la irresponsabilidad de un grupo gobernante que pensó e hizo todo para manipular la economía para perpetuarse en el poder. Si alguna lección nos debió quedar clara, es que apuestas así tienen costos muy elevados, porque nadie gana cuando la economía se dirige tratando de conseguir popularidad y rentabilidad electoral para el gobernante en turno.
Abogado.
@jglezmorfin