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Después de haber pasado por un largo periodo de “precampañas” y estar terminando otro también muy largo periodo de lo que se ha llamado “intercampañas” —que, por cierto, han resultado de muy poca utilidad para los electores—, finalmente, el próximo viernes 30, iniciarán formalmente las campañas de los candidatos a la Presidencia de la República.
¿Qué deberíamos esperar de ellas? Considero que uno de los elementos característicos de las democracias modernas es el de la capacidad de otorgar información a la ciudadanía con el fin de que conozca de manera crítica e individual las propuestas y a los candidatos que contienden a un cargo de elección popular. Esto, por desgracia, no es a lo que estamos acostumbrados los mexicanos y sería deseable que las cosas cambiaran. La esencia de la democracia es que el ciudadano de a pie sea quien decida con el sufragio qué gobierno quiere y heredará. Decidir no es sencillo; hay que estar bien informado. Una de las herramientas democráticas que más pueden contribuir para lograr tener una ciudadanía mejor informada son los debates entre candidatos.
Es muy importante que durante la campaña se lleven a cabo el mayor número de debates que sea posible; hay que fortalecer una cultura de debates. En contraste con lo que ocurría todavía hace algunas décadas, hoy en México se puede debatir con libertad, sin ninguna cortapisa, sin temor a represalias de ningún tipo. Hoy la pluralidad de partidos, de ideas, de propuestas y la libertad de manifestar los disensos es una realidad y también una oportunidad que no debemos desaprovechar. Los debates contribuyen a fortalecer nuestras instituciones y cultura democráticas. Las autoridades electorales, los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto deben promover y defender los debates públicos entre candidatos. De ahí, del contraste abierto y plural de ideas, deberá de surgir la información que los ciudadanos demandan antes de tomar una decisión.
Sería deseable que pudiéramos construir un círculo virtuoso. Por un lado, los partidos y los candidatos tienen la obligación de presentar propuestas sólidas y claras a la ciudadanía. Por otra parte, los ciudadanos, hombres y mujeres con credencial para votar, tienen la responsabilidad de conocer bien esas propuestas, de compararlas y contrastarlas, así como analizar las trayectorias de los candidatos, saber qué hicieron y qué dejaron de hacer y cuál es su opinión sobre los temas escabrosos. Sin duda, y qué bueno que así sea, la mayor parte de la responsabilidad recae en el ciudadano; él es quien tiene que lidiar con los trucos mediáticos, publicitarios y mercadotecnia electoral que despliegan todos los candidatos.
Si queremos ser una sociedad más educada en lo político, resulta obligado que los mexicanos, en lugar de ataques y descalificaciones, tengamos la oportunidad de conocer las ideas, las propuestas, algunos de los proyectos de los candidatos y cómo esperan sacarlos adelante. Es indispensable contar con mayor y mejor información para poder emitir un voto más razonado.
Finalmente, la campaña debe de servir para tener una ciudadanía más y mejor informada que coloque la vara muy alta a partidos y candidatos. El electorado quiere un mejor futuro y sabe que nuestra clase política le ha quedado a deber. Hago votos para que candidatos, partidos y autoridades electorales estén a la altura de la vara ciudadana. De ser así, más allá de quién sea el ganador, nuestra democracia saldrá fortalecida y México tendrá cimientos firmes para ser mejor y más próspero para nosotros y nuestros hijos.
Abogado. @jglezmorfin