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La semana pasada padecimos en la Ciudad de México una de las más graves contingencias ambientales de que se tenga memoria. Y, tal vez lo que más zozobra causó, fue la incapacidad de las autoridades para reaccionar oportunamente y así poder prevenir y aminorar los daños que produce en la población el respirar un aire tan contaminado.
Inmersos en la contingencia que padecíamos, fuimos enterados de que para el ejercicio fiscal de 2019, todas las dependencias del sector público que tienen que ver con el cuidado del medio ambiente, incluida la secretaría (Semarnat), habían sufrido recortes muy importantes en sus presupuestos, en relación con los ejercidos en el 2018, ello como consecuencia de las medidas de austeridad impuestas desde la Presidencia de la República y avaladas por el Congreso. Es triste constatar que para nuestras autoridades, cuidar el medio ambiente es un lujo y no una necesidad. No han entendido que a la larga, si no se actúa ahora, los costos económicos serán mucho mayores. El cuidado del medio ambiente y la consecuente salud de los mexicanos, pasan a segundo término, con el único objeto de que el Presidente pueda tener los recursos económicos que necesita para sus programas asistenciales que le permiten entregar dinero directamente a los ciudadanos.
Hay mucho por hacer por parte de las autoridades y se debe hacer con sentido de urgencia. Por ejemplo: si es bien sabido que durante esta temporada aumentan los incendios en las zonas rurales que rodean nuestra ciudad, ¿por qué las autoridades no hacen nada para prevenirlos y combatirlos adecuadamente? También, ya se ha dicho mucho respecto de que se necesita mejorar el trasporte público para desincentivar el uso de los automóviles pero, la verdad, el tema ha sido dejado de lado por las autoridades. El programa “Hoy No Circula” que, cuando se implementó sacaba de la circulación el 20% de los vehículos, hoy solamente retira al 6% de ellos cada día, y la planta vehicular se multiplicado varias veces en la zona metropolitana.
Considero que aún falta mucho por hacer y, hay por lo menos otros tres temas que deberían de considerarse para mejorar la calidad del aire:
Primero, cómo dar incentivos a las industrias para que inviertan recursos a fin de mejorar su desempeño ambiental. Dicho de otra manera, tiene que ser más atractivo invertir para evitar contaminar que invertir en multas y sanciones por haber contaminado.
Segundo, cómo lograr que las distintas instancias locales y federales, que tienen que ver con el tema, homologuen sus capacidades y recursos. De nada sirven esfuerzos aislados; la Ciudad de México, los estados vecinos y la federación, deben de ir en el mismo sentido y brindar atención al mismo nivel.
Tercero y tal vez más importante, cómo asegurar que la sociedad cobre más conciencia respecto de los problemas ambientales. Es fundamental trabajar en ese sentido. La escuela tiene que ser la punta de lanza. Los niños de hoy, son mucho más sensibles a los temas ambientales. En cierto sentido, son nuestra esperanza para que algún día podamos todos gozar de un medio ambiente sano.
El Gobierno de la Ciudad de México ha anunciado que el día de hoy dará a conocer nuevas medidas para prevenir que sucedan contingencias como la que padecimos la semana pasada. Ojalá acierten. Es indispensable que las autoridades entiendan el sentido de urgencia de este tema, porque sus repercusiones alcanzan a toda la población y de su solución depende la salud de toda la sociedad. Para mejorar la calidad del aire que respiramos, se requiere de una visión integral y de largo plazo. Por el bien y por salud de todos, estamos obligados a pensar en lo que vamos a legar a las próximas generaciones. No me queda ninguna duda, nuestra generación quedará marcada por lo que haga o deje de hacer en favor del medio ambiente.
Abogado.
@jglezmorfin