Karl Polanyi afirmó en su obra La Gran Transformación publicada en 1947, que permitir que el mecanismo de mercado sea el único que regule la vida de los seres humanos, su medio natural y el uso del poder adquisitivo de la sociedad, terminaría en la demolición de la sociedad. En particular, la falta de instituciones que protegieran a la supuesta mercancía “poder de trabajo”, afectaría a los hombres física, psicológica y moralmente:

“Despojados de la capa protectora de la instituciones culturales, los seres humanos perecerían bajo los efectos de la intemperie social; morirían como víctimas de una aguda dislocación social como consecuencia del vicio, perversión crimen e inanición”. (Polanyi, 1947).

A más de tres décadas de la implementación del modelo neoliberal en México, la crónica falta de empleos formales, el bajo nivel de los salarios y el consecuente crecimiento del subempleo, determinan que estemos inmersos en una crisis social sin precedentes. Por mencionar tan sólo un dato: en 2016 se registraron 53.4 millones de mexicanos en condiciones de pobreza, según datos del Coneval.

Entre las múltiples promesas asociadas a la integración comercial con Estados Unidos, estaba el generar más empleos y mejor pagados. Sin embargo, entre 1994 y el año 2016, tan sólo se crearon 400 mil empleos formales en promedio, mientras la población en edad de trabajar creció en 900 mil personas.

Por lo que toca a los salarios, si comparamos el poder de compra del salario mínimo el día de hoy con relación al que prevalecía en 1994 y 1990, resulta que es menor en 14% y 33%, respectivamente. Algunos analistas argumentarán que el salario mínimo no es significativo, pero un estudio del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), se demuestra que hasta el 42% de los trabajadores, incluyendo los informales, tienen como ingreso hasta un salario mínimo.

Puestas en este contexto, las bajas tasas de desocupación, de 4.5% en promedio durante la última década, cobran su real dimensión. El problema radica en una combinación de desempleo disfrazado con el empleo marginal, informal y no productivo.

En la obra de Polanyi podemos encontrar una aguda crítica al liberalismo económico, cuyos defensores siempre persiguieron el ideal utópico de la construcción de un mercado autorregulador. Es por ello que para los modernos neoliberales las soluciones pasan por avanzar en las “reformas de mercado”.

Según el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2017 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), desde 2011 la economía mundial registra una persistente desaceleración. Esto afecta la recuperación de los países en desarrollo, al igual que la elevada volatilidad de los flujos mundiales de capital. A pesar de ello se insiste en mantener el modelo exportador de mano de obra barata en México.

La solución pasa por impulsar una globalización controlada, recuperar el estado de Bienestar, restaurar el compromiso con el pleno empleo y construir una agenda laboral solidaria. Revisando la obra de Polanyi podemos reconocer que el mercado no siempre estuvo en el centro de la vida del hombre, y la importancia que tienen las instituciones que lo protegen ante su poder destructivo.


Integrante del Centro de Análisis de Coyuntura
Económica, Política y Social, CACEPS-UNAM.
caceps@ gmail.com

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