¿Castigo a los estados? “Varón inmaculado, santo arcángel (…). Haz que sepan de tu aborrecimiento y tu justicia”. Así reza un versículo del Nuevo catecismo para indios remisos de Monsiváis. Y aunque con el lenguaje del ya clásico género patán-coloquial de buena parte de las redes, en el mismo sentido van las plegarias y porras dirigidas a AMLO por su maquinaria, ante todo aquel que ose cuestionar el arrasamiento de derechos activado hace semanas por quien el sábado asumirá formalmente la plenitud de los poderes de la nación.
Hasta hoy, sólo los gobernadores ajenos al equipo ganador se han manifestado explícitamente reacios a la reconcentración en curso del poder presidencial. Encabezados por Enrique Alfaro, el gobernador electo de Jalisco, los mandatarios estatales del PAN —y los del PRI, por la vía de la acción de inconstitucionalidad— se muestran en particular remisos a aceptar las reformas que anulan en la práctica las facultades y competencias de los estados en materia de seguridad y desarrollo social. De manera que ahora que se ha reactivado la ‘consulta’para escribir la ‘Constitución Moral’, con que nos amaga ahora el nuevo régimen, quizás puedan agregarle un apéndice con un ‘Nuevo catecismo para Estados remisos’.
“Castígalos”, pide el Nuevo catecismo de Monsi en referencia a los indios que no acatan los designios superiores. A lo que el senador amloista Salgado Macedonio parece responder con su amago de decretar la desaparición de poderes en los estados cuyos gobernadores cuestionen los cambios de la Cuarta Transformación. Era el frente que le faltaba abrir al todavía presidente electo. Ahora quedará enfocado en la Suprema Corte el reto de la conservación de espacios autónomos que resistan al regreso a la concentración del poder en una sola persona.
Conversación preocupada. El tema quedó fijado en la agenda de la comunidad nacional e internacional de escritores, artistas, rectores, profesores, alumnos, editores, libreros y otros personajes que acuden cada año a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. En sus palabras de apertura, su presidente Raúl Padilla llamó al nuevo gobierno a ajustar sus proyectos al Pacto Federal. Pero de allí se pasó a la conversación preocupada, a ratos consternada, en varias presentaciones de libros, mesas de desayuno, cocteles y corrillos, sobre la cadena de medidas y reformas en ruta vertiginosa a una reconcentración del poder en la Presidencia de la República.
Hasta hoy se ha respirado en la FIL un clima ciertamente de cambio de época, que desde aquí no se ve favorable a las libertades creativas y deliberativas. En los últimos días de su brillante periodo en su sitial de la Suprema Corte, el ministro José Ramón Cossío presentó el libro de su autoría correspondiente a la serie que él coordinó, con el Fondo de Cultura Económica, en el centenario de la Constitución. Fue un proyecto que rebasó el acento conmemorativo para aportar análisis críticos sobre lo ocurrido con las instituciones fundamentales del país a lo largo de cien años.
Cuenta regresiva. Frente a esos títulos resulta inevitable el cotejo de la evolución de esas instituciones hasta hoy, vis a vis el programa en sentido contrario del nuevo gobierno. Por ejemplo, los volúmenes sobre División de poderes y Poder Ejecutivo, de Lety Bonifaz y Pedro Salazar, respectivamente, registran un México que quizá empiece a dejar de ser en 72 horas: un México con contrapeso del Poder Legislativo al presidente; controles de constitucionalidad del Judicial y un Poder Ejecutivo limitado por órganos autónomos, bajo el marcaje alerta de los mercados y el estricto escrutinio de los medios. Disfruten lo que hay… y lo que viene.
Director general del FCE