¿Qué la ciudadanía decida? Depende. Un nuevo debate público se ha desatado sobre si consultar o no a la población a propósito de si el Nuevo Aeropuerto Internacional debe estar en Texcoco o en Santa Lucía. Muchos pensamos que en temas tan altamente sofisticados y especializados la decisión debiera tomarla el gobierno a partir de la opinión de sus expertos, y de otros nacionales e internacionales. Gobernar consiste en tomar decisiones, y López Obrador fue electo para gobernar.   Desde luego, muchas democracias representativas han abierto la posibilidad para que, en ciertos temas y ciertas circunstancias, se puede aplicar democracia directa, donde es la ciudadanía en pleno quien toma ciertas decisiones. Hay mucho debate internacional sobre cuáles decisiones debiera tomar la población y cuáles no. Creo que esas consultas deben ser sobre fines, pero no sobre los medios para alcanzarlos pues implican conocimiento especializado y técnico. No tiene mucho sentido eso de que “son tontos quienes creen que el pueblo es tonto”, porque aquí no es cuestión de inteligencia sino de preparación especializada. Conozco gente brillante e inteligente que no tiene nada qué decir en temas que desconoce por completo. No creo que un destacado historiador pueda decidir sobre el tratamiento que deba seguir algún enfermo de cáncer. Y un connotado médico quizá no deba diseñar y construir su propia casa, sino encargársela a un arquitecto. No es pues cuestión de inteligencia, sino de preparación.

En cambio suele haber un uso político de las consultas; los gobiernos apelarán a ellas cuando les convenga, y se negarán cuando no. En ese sentido cuento una anécdota personal con López Obrador. Siendo ya Jefe de Gobierno, lo conocí en casa de una amiga común. Rondaba ya el proyecto del segundo piso y la posibilidad de una consulta sobre eso. Le pregunté que si sometería el proyecto a consulta ciudadana y me respondió que no, porque la perdería. En ese momento no pensaba AMLO que el pueblo es sabio y no se equivoca, y que es el soberano al que debe preguntársele su opinión. Pensaba —erróneamente— que perdería la consulta y por tanto no le convenía convocarla. Me quedó entonces la impresión de que, demócrata demócrata no era. Distinta hubiera sido mi conclusión si me hubiera respondido que no apoyaba la consulta porque el tema era de alta especialización (que en buena parte lo era). Al final, a exigencia de un partido político, la consulta se hizo y ganó la posición a favor de los segundos pisos. En todo caso, hay puntos de vista distintos sobre si hacer o no dicha consulta (y bajo qué términos se haga). Hay quien piensa que sí hay que hacerla porque cree en la democracia participativa, así sea con temas que el gran público desconoce y quizá no comprende a cabalidad. Pero también hay quienes apoyan la consulta porque así lo determina AMLO, y respaldan todo lo que diga y haga, sea lo que sea, se contradiga o no (tiene millones de devotos incondicionales). Pero si de consultar al pueblo sabio se trata, ¿porqué no se hacen consultas —no legales ni vinculantes—   para ver cuántos están de acuerdo en hacer la consulta aeroportuaria, y cuántos prefieren que sea el gobierno quien tome la decisión que considere más conveniente para el país? Hice un experimento en ese sentido en Twiter  (a sabiendas de que el universo ahí no es representativo), sólo para explorar un poco el ánimo al respecto (así fuese exclusivamente entre seguidores). Las opciones eran; A) Que se haga la consulta; B) que el gobierno decida; C) Me da lo mismo. Los resultados fueron; A) 27 %; B) 68 %; C) 5 %. Sería interesante que las encuestadoras (que demostraron que sí sirven) preguntaran lo mismo en una muestra representativa. Creo que vale la pena hacerlo pues habría mayor información sobre la opinión ciudadana sobre si considera pertinente hacer la consulta sobre el nuevo aeropuerto, y si en tal caso debe hacerse de acuerdo a la Constitución (es decir, hasta 2021).


Profesor afiliado del CIDE
@ JACre spo1

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