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López Obrador — aunque no sólo él— tiene una posición ambigua hacia las encuestas; las descalifica si no le favorecen y las presume si le dan alguna ventaja. Cuando en 2005 una encuesta lo acercó a Felipe Calderón, expresó “Al diablo con sus encuestas”. Por lo cual habla frecuentemente de sus propias encuestas que nadie conoce ni sabe cómo se hacen, pero siempre lo ponen arriba con mucha mayor ventaja que el resto de los sondeos. Recientemente, en un tuit señaló sobre una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica lo siguiente: “La mafia está mandando hacer encuestas millonarias para intensificar la guerra sucia en mi contra. Vean esta de GCE” (10/11/17). Extrañamente, dicho sondeo, concentrado en la imagen de AMLO y Morena, le es esencialmente favorable a él y a su partido.
Por ejemplo, 43% identifica a López Obrador con aspectos positivos (buenas propuestas, honesto, representa un cambio positivo) frente a sólo 19% que lo hace con ideas negativas (populismo, mentiroso, contradictorio, ambicioso). Un saldo positivo de 24 puntos. Y al pedir una caracterización específica de él, 63% lo hace positivamente (perseverante, el mejor candidato o el menos malo) frente a un 31 % que lo critica (mal candidato, poco congruente). Además, 54% lo considera honesto, frente a 40% que no. 42% cree que AMLO es quien puede generar un cambio real frente a 26% que lo ve como riesgoso (y 23% que afirma que simplemente todo seguiría igual con él como presidente). Por otra parte, 63% valora bien su desempeño en el gobierno capitalino frente al 16% que lo califica mal. 37% dice, también, que es un candidato esencialmente conservador frente a un 48% que, en cambio, lo ve liberal y abierto. Supongo que esto último lo debiera ver como algo favorable y no negativo.
Cuando se le pregunta al público sobre los partidos, 73% expresa conceptos negativos frente a sólo 2% que lo hace positivamente (y 13% lo hace en términos neutros). Pero el partido que sale mejor parado es Morena. Es el único con saldo positivo. 28% lo valora bien frente a 9% que lo hace mal. Al preguntar sobre sus líderes y dirigentes (entre quienes los identifican), todos arrojan un saldo positivo. El PRD tiene 53% opiniones negativas frente a sólo 6% positivas. El PAN muestra 58% de negativos frente a 12% de positivos. Con el PRI, los negativos son 70% frente a 9% de positivos. Cuando se pregunta cuál partido tiene una propuesta más sólida, una mayoría de 19% responde que Morena (11% PAN, 7% PRI y 1.5% PRD). Al indagar sobre la cercanía con algún partido, 23% responde que Morena, 12% PAN, 11% PRI y 2% PRD. Y en cuanto a posibilidades de triunfo, 35% piensa que el más probable ganador será López Obrador, frente a 14% de algún priísta, y 13% de algún panista (pero incluyendo a Margarita). Al explorar la opinión general sobre varios aspirantes, el saldo para AMLO es 13% de positivos, frente a 5% positivos para Marichuy, mientras que el resto de prospectos arroja un saldo negativo.
Así pues, más allá de la fidelidad y precisión que pueda tener esta encuesta, es esencialmente favorable a AMLO. ¿La mandó hacer la mafia para perjudicarlo? Qué extraño. Quizá lo que no le gustó a López Obrador es que 57% considera que Morena es un partido como los demás (lo meten al mismo costal), frente al 40% que lo piensa diferente. Y 57% opina que López Obrador hace mal de haber dado la dirección del partido a sus hijos en algunas entidades frente a 34% que le celebra eso (sus feligreses, que todo le aplauden). Además, 78% considera que Morena es lo mismo que AMLO (como lo decía la propaganda en 2015) frente a un escaso 16% que cree que el partido es independiente de su líder. Quizá esos tres puntos expliquen su enojo y descalificación de este ejercicio, y que lo considere como parte de la campaña sucia para dañar su imagen.
Analista político.
@JACrespo1