A don Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz, y constructor de la diplomacia México-China.

La semana pasada dialogué con la juventud de la Universidad Autónoma Metropolitana, con el tema de China y México, que en la era actual empiezan a escribir su futuro. Analizamos el ambiente de guerras arancelarias y comerciales. Estos países aliados del siglo XXI apuestan por la cooperación y la resolución de sus controversias mediante el diálogo, cooperación y beneficio mutuo.

Los jóvenes alumnos del departamento de economía y el cuerpo académico de esa institución mostraron un profundo interés de vinculación con China. Manifestaron entusiasmo por establecer un campus educativo en ese país. Subrayé que he sido un hombre privilegiado por ser testigo del establecimiento de relaciones diplomáticas entre esas dos potencias amigas amantes de la paz, celosas de la soberanía. El estado mexicano decidió establecer su relación diplomática en una época turbulenta, de la Guerra Fría. La decisión de establecer con la República Popular de China el 14 de febrero de 1972, fue de el Lic. Luis Echeverría Álvarez oponiéndose a dictados de potencias, a quien aún se le recuerda con cariño en ese país.

A 46 años de amistad entre estas dos Repúblicas, nos han dado una gran lección. Encontraron un camino de cooperación, en temas económicos, comerciales, inversiones directas, transitando hacia un orden mundial compartido en estos tiempos líquidos, de crisis del orden internacional. Este Centro de Estudios ha seguido la huella de ese coloso asiático que se erige como una potencia de nivel mundial que ha asombrado al mundo con sus éxitos de crecimiento económico, conservando sus tradiciones y avanzando hacia la modernidad, la paz y la estabilidad internacional.

China surge aislada por occidente, víctima de una campaña perversa, acusándola con diferentes epítetos y groserías al Pueblo y al gobierno chino, por medio de adjetivos calificativos como: ser el peligro amarillo para occidente y cuando China despertara el mundo temblaría.

El mundo observa hoy, atónito, nuevos peligros, escaladas de guerras comerciales y arancelarias; nos hace recordar la certera visión de quienes en el pasado se inspiraron en principios de: respeto a soberanías, integridad territorial, autodeterminación de los pueblos, no intervención, solución pacífica de las controversias; proscripción de la amenaza o uso de la fuerza en las relaciones internacionales; igualdad jurídica de las naciones; la cooperación internacional para el desarrollo; y la lucha por la paz mundial e internacional: Normas que forman parte de la Constitución general de la República y guían las relaciones de nuestro país con la comunidad internacional. Inspirados por los artífices de la diplomacia mexicana, la Doctrina Estrada, Carranza, y aquel faro de luz de nuestra dignidad nacional, don Alfonso García Robles, premio Nobel de la Paz y Don Isidro Fabela inspirado en la Revolución Mexicana, la cual lamentablemente hemos olvidado y lanzado al basurero de la historia.

El diálogo con la juventud de la UAM me emocionó, para comprender la complejidad del mundo actual, la vinculación y cooperación con los motores de la economía mundial y el crecimiento internacional, que se encuentran en Asia Pacifico, y muy especialmente en la República Popular de China que representa todo un reto para orientarnos porque estamos muy norteados.

China es el aliado para diversificar nuestros mercados en temas de inversión, comercio, desarrollo tecnológico con nuestro país. Están pendientes nuevos acuerdos con visión de estado de nuestras relaciones de beneficio mutuo y valor estratégico, sentando las bases del Foro Económico México-China establecido por esta Institución.


Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo AC.

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