Hasta hace unos años, los adjetivos “chairo” y “fifí” no estaban en nuestro vocabulario. No vimos ningún personaje de teatro, película o televisión que los utilizara. Simplemente éramos mexicanos y mexicanas.

Y sí, la desigualdad humana es quizá uno de los temas más relevantes en el mundo, no sólo en México. Desigualdad económica que deriva en desigualdad política, que a su vez genera desigualdad social. Personas sin acceso a la educación, a la salud, al empleo, al salario justo, a la vida digna, a los derechos humanos, a la justicia. Desigualdad por todos lados.

El país ya tenía mucho por hacer con nuestro lamentable escenario de desigualdad. Pero no está claro que nadie necesitaba marcar las divisiones.

¿Qué es realmente la polarización entre estos dos adjetivos?¿Quiénes son realmente estos personajes?, ¿Dónde están?, ¿Cómo los podemos identificar cuando entramos a un restaurante o caminamos en el parque?

Pienso que en realidad, dichos sectarios grupos de mexicanos son creaciones de la clase gobernante. Son los partidos políticos los que se han encargado en este año, de identificarnos con un grupo u otro haciéndonos creer que somos diferentes, que tenemos problemas diferentes, necesidades distintas, que unos quieren al país y otros no. Que los chairos son de piel morena y los fifis de piel blanca. Que unos son mejores que otros.

¿Cómo es posible que el principal promotor de esta inútil segmentación poblacional, sea el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador? Y más aún, los que continúen con esta estéril pelea sean los partidos políticos.

Son miles de personajes que en la redes sociales a diario se reivindican de un lado o del otro por alguna extraña razón de supremacía moral. Como si pertenecer a alguno de los bandos les hiciera mejores. Nadie puede estar feliz con lo que está pasando.

La pelea solamente le ha servido a la clase política para continuar las descalificaciones mutuas del poder y la segregación entre la sociedad. Los resultados comienzan a saltar a la vista: una economía estancada, malas decisiones de gobierno sin una oposición real que cuestione o pueda deterner nada, el país al filo de una guerra arancelaria con Estados Unidos o la inseguridad en los niveles más altos que se tenga memoria.

La desigualdad no se combate evidenciándola. La desigualdad se combate con esfuerzo conjunto de todas las áreas del gobierno y de la sociedad. Se repara con re-estructuras económicas que logren una sociedad más justa. La desigualdad la debemos combatir todos unidos.

El Presidente de México y el partido gobernante tienen que cambiar de estrategia. Tienen que llamar a la reconciliación y comenzar a gobernar para todos. Deben promover el respeto a disentir y a las diferencias naturales de culaquier población. La polarización política es normal, pero categorizar es violento.

A nadie le conviene seguir con esta absurda separación que tiene al país alejado de la solidaridad, el diálogo y sobre todo del orgullo de saberse mexicano. Si esta división continúa, pronto será muy tarde para desactivar esta polarización y estaremos frente a una división de tal magnitud, que nos lleve a pelear y quizá hasta matarnos por sentirnos parte de un grupo o del otro. Los mexicanos somos eso, ni fifis ni chairos, sólo mexicanos que queremos la paz y la no confrontación.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses