El Paquete Económico para 2018 llegó ayer al Congreso de la Unión, y la Cámara de Diputados, al haber logrado elegir la mesa directiva el día anterior, pudo darle entrada en tiempo y forma. El presidente Peña Nieto envió en este paquete los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (LIF) y el Proyecto de Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para el ejercicio fiscal 2018.
Cada año los mercados financieros esperan ansiosamente saber cuánto y en qué va a gastar el gobierno federal y cómo lo va a financiar con nuestros impuestos y el endeudamiento. Por ello analizan con gran cuidado el contenido de los CGPE, la LIF y el PPEF. La información que trae es muy importante para poder validar o cambiar expectativas. Sirve también para conocer con detalle cuáles son las intenciones del gobierno federal en materia tributaria, de endeudamiento y de gasto público. Y a nosotros, como ciudadanos y contribuyentes, nos interesa conocer si nos van a subir los impuestos, si van a destinar los recursos de la recaudación para incrementar o mejorar la oferta y calidad de los bienes y servicios públicos.
Quizá lo más importante a destacar de este paquete es el monto de endeudamiento neto que está solicitando el Ejecutivo federal al Congreso de la Unión. Esto es de tal relevancia por una sencilla razón: desde la administración del presidente Calderón, específicamente desde la gran recesión de 2009, el gobierno federal entró en una senda de endeudamiento creciente. Esta dinámica llamó mucho la atención porque no es prudente endeudar al país cuando se tienen altos ingresos petroleros por los elevados precios de petróleo. No obstante, esto ocurrió de 2009 a 2014. Dentro del paquete económico, la única variable que se aprueba en términos nominales y representa el ancla de la política fiscal del gobierno federal mexicano es el endeudamiento neto. El Ejecutivo federal no puede rebasar ni por un solo centavo la cantidad que aprueban ambas cámaras en la LIF.
Con el envío del paquete económico para 2018, el Ejecutivo federal está solicitando disminuir el techo de endeudamiento hasta 470 mmdp y un endeudamiento externo por 5 mil 500 millones de dólares a compartir con Pemex, CFE y la banca de desarrollo. Esto sí es un cambio radical, pues por primera vez desde que se entró en la dinámica de endeudar al gobierno federal se solicita un monto para deuda interna menor al del año anterior.
Lo positivo del déficit financiero por 495 mmp que es decreciente, es que con ello la razón deuda pública del gobierno federal a PIB continuará bajando si la previsión de crecimiento económico llega a materializarse. Esto es fundamental para que México conserve e incluso mejore su expectativa ante las calificadoras de deuda pública, las cuales habían puesto a la hacienda pública federal en perspectiva negativa.
No hay que echar todavía las campanas al vuelo. El superávit primario pagado del gobierno federal para 2018 estimado en 32 mmdp, sigue siendo aún muy bajo, pues alcanza sólo para cubrir 6% del monto de los intereses de la deuda pública. Otro aspecto a corregir en los próximos años es que el endeudamiento neto del gobierno federal se destine íntegramente a proyectos de inversión física en su mayoría y una pequeña parte a inversión financiera. Sí vamos en la dirección correcta, pero todavía falta muchísimo por hacer. Esperemos que quienes hoy aspiran a la presidencia de la República en las elecciones de 2018 tengan una propuesta clara de qué es lo que van a hacer concretamente, especialmente para ajustar el gasto público a nuestras posibilidades.
*Hago una pausa a mis artículos sobre "CDMX, 20 años de gobiernos de izquierda", para escribir sobre el Paquete Económico 2018
Economista. @jchavezpresa