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Bloomberg, el servicio blue chip de noticias financieras, comentó la semana pasada que el oficialismo mexicano podría estar pensando en un “golpe de Estado”, para conservar la Presidencia y retener el poder. Su análisis podría haber sido influenciado por encuestas a modo que pronosticaban un triunfo holgado de Andrés Manuel López Obrador.
(Las encuestas tuvieron al mismo tiempo un efecto peligroso en el mismo AMLO, que sintiéndose cerca de la victoria regresó a la vieja práctica de despreciar, descalificar o ridiculizar a sus oponentes: se refirió a Ricardo Anaya como “mafiosillo corrupto”, y descartó a Meade como “tecnócrata neoporfirista del PRIAN”. Antes había arremetido contra el ITAM).
Entrevistado por EL UNIVERSAL Porfirio Muñoz Ledo recordó que fue presidente del PRI y fundador del PRD con Cuauhtémoc Cárdenas. Aseguró no tener la menor duda del gran fraude electoral que nos acecha, y anunció un “golpe de Estado del PRI” para impulsar a José Antonio Meade. Muñoz Ledo encabeza un movimiento para defender el voto mediante la fiscalización rigurosa de los gastos de campaña. Planea visitas a organismos internacionales para “mantenerlos informados”.
Cree en el golpe de Estado del PRI por la escasa popularidad mediática de José Antonio Meade y algunas encuestas a modo. Entre bromas y veras dijo que una manera “infalible” de hacerlo presidente sería “comprando todos los votos del país”.
Volviendo a López Obrador, debemos estar conscientes de que con o sin el supuesto “golpe de Estado” el tabasqueño jamás aceptará la derrota. La suya es una obsesión por la Presidencia, únicamente “curable” con la banda presidencial. Los conflictos electorales anteriores, incluyendo el berrinche que terminó en el arbitrario “cierre de Reforma”, y la vergonzosa “toma de posesión juarista” (un desfiguro que insultó al Benemérito), servirían de meros ejercicios para preparar la “madre de todas las batallas”. Pensar en arrebatarle la Presidencia por cualquier medio, incluyendo el supuesto golpe de Estado, sería una locura. Estaríamos despertando al monstruo apocalíptico que ha sido calificado como un peligro para México.
Seguimos engañados por AMLO. Lleva casi 20 años haciéndonos creer que sólo pretende expulsar a la “mafia del poder”, cuando lo que busca son plenos poderes para gobernar con asambleas a “mano alzada”; como Hugo Chávez, y ahora Maduro…
AMLO tiene mucha experiencia peleando conflictos electorales en el tribunal de la opinión pública. Por eso “regañó” al general Cienfuegos y le pidió que “haga su trabajo y se deje de politiquerías”. Sabe que es el único que podría descarrilar en un momento dado su delirio presidencial.
El “primer sexenio” de López Obrador comenzaría la noche misma del 1º de julio de 2018, cuando se declare “triunfador” y se apodere de la CDMX. ¡No es posible que hayamos olvidado su modus operandi!
Analista político