Google comenzó sus operaciones en un garaje hace 20 años y, desde ese momento, se propuso una misión ambiciosa: organizar toda la información del mundo y hacerla universalmente accesible. Esa misión sigue estando vigente y es aún más importante hoy cuando notamos que las empresas de todos los tamaños reconocen el potencial transformador que tiene el cómputo en la nube.

Las compañías saben que, al almacenar y procesar sus datos de esa forma, pueden trabajar de manera más eficiente e inteligente, lo que les permite generar un valor incalculable para sus negocios.

A pesar de entender los beneficios del cómputo en la nube, muchos profesionales y gestores de Tecnologías de la Información (TI) acaban preguntándose: ¿me quedaré atado al proveedor equivocado? Este pensamiento, muy común en las últimas décadas en las que era necesario hacer una inversión anticipada y muy alta en TI, continúa teniendo eco en empresas de diferentes industrias. Por eso desde Google, hemos trabajado intensamente durante los últimos años para tratar de resolver esta cuestión, simplificando procesos para que las organizaciones puedan diseñar una estrategia de tecnología sin ataduras, que les permita sentirse cómodas y confiadas con el cómputo en la nube.

Actualmente, la nube pública es la modalidad que se ofrece con mayor frecuencia. En ella, un proveedor de tecnología —como Google— ofrece su infraestructura, capacidad de procesamiento de datos y servicios, como machine learning, a una empresa. Al contratar a un tercero, la compañía no tiene que asumir los costos de mantener y administrar un centro de datos propio.

Por el contrario, gana en capacidad al tener una infraestructura flexible que pueda ajustarse a sus necesidades con la posibilidad de contar con innumerables posibilidades de agregar inteligencia a sus datos.

Para trabajar con varias nubes, los profesionales y gestores de TI se enfrentan a numerosos desafíos, como el de tener internamente a expertos profesionales que sepan trabajar de esa manera sin complicar su propia infraestructura. Otra de las dificultades tiene que ver con cómo tratar con proveedores que no ofrecen el soporte adecuado y que ofrecen un ecosistema cerrado que imposibilita la integración con otras nubes. Google no dirige sus esfuerzos en ese sentido.

El año pasado mencionamos la idea de ofrecer una plataforma de servicios en la nube que permitiera a las empresas modernizar sus procesos y facilitar la relación entre múltiples nubes. Esas conversaciones tuvieron resultado. Hace algunos días, después de meses de mucho trabajo y en el marco de Next 2019 —nuestra conferencia anual sobre
cómputo en la nube que se desarrolla en San Francisco (Estados Unidos)—, presentamos Anthos. Se trata de una plataforma híbrida que permite a cualquier empresa combinar la infraestructura de nube pública con sistemas existentes y multinube, facilitando la operación con varios proveedores de nube pública de forma escalable y rápida.

La habilidad para usar varias nubes de forma sencilla e integrada con los sistemas existentes representa un gran cambio en el mercado que permitirá a las empresas estar más cerca de un mundo en el que puedan escribir el código de una aplicación una sola vez y lograr que funcione en cualquier lugar.

Este producto, creado a partir de código abierto, nos ha permitido construir puentes, en lugar de muros. Alineados a la filosofía de código abierto de Google —que tiene el sistema operativo móvil Android como uno de nuestros principales activos— creemos que este paso será fundamental para que la nube sea aún más útil para las empresas de todos los tamaños.

Director de Google Cloud para América Latina

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