Se abusa de las palabras “fascismo” y “fascista” (facha en argot político). Donald Trump es peligroso y detestable, pero no sirve de nada decir que su política migratoria es “fascista”; al revés, contribuye a oscurecer la naturaleza del fenómeno que entusiasma al electorado de Trump. No sé por qué nos gusta mirar hacia atrás, en lugar de mirar hacia adelante. Lo que pasa en EU, en varios países de Europa central y ahora en Italia no es un recalentamiento del fascismo; la Historia no pasa dos veces el mismo platillo.
Ciertamente, el saludo fascista ha vuelto en Italia y Luca Miniero pudo decir que “hoy Mussolini ganaría las elecciones”. El Mussolini de hoy es un colectivo formado por dos partidos, mejor dicho, dos movimientos, la Liga del Norte y Cinco Estrellas. Ganaron las elecciones y gobiernan Italia. Es una novedad que no deja de ser sorprendente, pero sin nostalgia del pasado, a diferencia de formaciones abiertamente fascistas, como Casa Pound o Forza Nuova. Sin embargo, todos comparten una xenofobia activa, denuncian a los inmigrantes como los responsables de todos los problemas y afirman “Primero los italianos”.
Poco antes de las elecciones de marzo los italianos pudieron ver la película del director Luca Miniero, Sono tornato —He regresado—, un film de política-ficción: en 2017, Mussolini cae del cielo en el centro de Roma, uniformado y con botas; está perdido, no reconoce la ciudad, hasta que un joven director lo pasea por todo el país, filmando su encuentro con un pueblo cansado de la democracia. Primero en internet, luego en televisión, el documental tiene tal éxito que Mussolini se vuelve toda una estrella y sueña con volver al poder. No les cuento el final, pero se evita el desastre.
La diputada europea Alejandra Mussolini, nieta del dictador y sobrina de Sofia Loren, se declaró encantada por la película, mientras que Luca Miniero explica: “Es una película sobre los italianos de hoy y la manera de operar de los medios. Nuestro Mussolini que regresa asusta, no porque podría restablecer el fascismo, sino porque regresa en un país que es populista ya”. Por eso dijo “hoy Mussolini ganaría las elecciones”, un Duce populista, no fascista..
El gobierno de Italia ha manifestado su apoyo a Donald Trump en el fallido encuentro del G-7, en Canadá, y su simpatía por Vladimir Putin. Comparte con Trump la obsesión electoralista contra los inmigrantes y ha manifestado inmediata y activamente su decisión de cerrar las puertas. La Liga del Norte, a veces llamada Liga Lombarda, ha visto crecer su popularidad cuando su líder Salvini no permitió el desembarque de más de 600 africanos rescatados en el mar por el Aquarius; esa decisión y el anuncio de que haría un censo de los gitanos, levantaron a Salvini del 17% de los votos a un 29% de intenciones de votos. Al grado de que en la coalición gobernante, la Liga supera totalmente al Movimiento 5 Estrellas, algo confirmado por su victoria en las elecciones municipales.
Italia ha sido una nación de millones de emigrantes, entre 1870 y 1929; sigue siéndolo puesto que cada año se van entre 150 mil y 300 mil italianos. Si bien en los últimos cuatro años, más de 600 mil personas desembarcaron en Italia, en el mismo tiempo emigraron más de 600 mil italianos; en Italia, como en varios países europeos, las defunciones superan a los nacimientos, de modo que la inmigración es indispensable. “Primero los italianos”, proclama Salvini, “America first”, grita Donald Trump, “Francia para los franceses”, repite el Frente Nacional, que cambia de nombre sin cambiar de discurso. Los gobernantes en Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia y demás no hablan de otra manera.
¿Racistas los italianos? Me atrevo a decir que como todo el mundo, todos nosotros. Noemi di Segni (El País, 24 de junio, Ideas, p.3) explica el éxito de Salvini por el vacío de esperanza, de valores, “el consenso crece en la esperanza de un líder fuerte, decidido… No es que la gente comparta las consignas racistas, pero no se dan cuenta de que nos llevarán en esa dirección si se legitima tal línea política.”
Investigador del CIDE.
Jean.meyer@ cide.edu