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A 133 días de la elección de quien será el próximo presidente de México, el camino se ve claro solo para dos aspirantes, Ricardo Anaya y Andrés Manuel, el candidato del PRI ha quedado francamente rezagado y no se ve cómo pueda remontar. Incluso un fuerte giro de timón será a estas alturas insuficiente.
El PRI perdió la oportunidad de conservar la Presidencia desde hace tiempo. Aquí algunas razones que lo confirman:
El pueblo está molesto con la carestía; todo sube de precio, la canasta básica se hace inalcanzable para la mayoría. Desde el gasolinazo la economía se descompuso, los precios de los combustibles impactan la vida comercial y afectan no solo el costo del transporte público, pues incrementa todos los precios. En enero los precios crecieron 0.53% y la inflación se ubicó casi en 6%, según cifras oficiales del Inegi.
A la gente no parecía importarle antes, que las refinerías estuvieran trabajando a menos de 50% de su capacidad, ni que el petróleo tuviera que recorrer largos ductos para ser refinado en el extranjero, hasta que nos apretaron con precios francamente inaceptables en los combustibles. Esto deterioró el desgaste del gobierno y su partido.
El rechazo al PRI no es nuevo, de 2012 a 2018 perdió 24.9 millones de electores al pasar de 21 estados gobernados a solo 14, es decir después de gobernar 51% de la población ahora lo hace solo en 43%.
El desprestigio acumulado por el actual gobierno federal ha producido que 8 de cada 10 mexicanos manifiesten su rechazo al PRI, al sistema y desde luego, a quien ahora los encabezará como su candidato a la Presidencia. En la memoria de los mexicanos están presentes los casos de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa; la corrupción desvergonzada de los gobernadores emanados de su partido; el escándalo de la Casa Blanca que involucró las más altas esferas; y el mal oliente caso de corrupción ubicado en Pemex con la empresa brasileña Odebrecht, que no termina de salir a la luz pública, no obstante que Raúl Cervantes declaró que la investigación estaba concluida, cuando abandonó el cargo de Procurador General de la República.
La corrupción evidente en este gobierno coloca al candidato del PRI como el rival más débil de la contienda, pues también a nivel mundial se conoce a México como el país número 13 en corrupción de acuerdo con la clasificación del Foro Económico Mundial.
Parte de este fenómeno de rechazo al candidato priísta, es lo que ocurre en los estados. Los partidos tradicionalmente aliados al PRI ahora lo han abandonado. Es el caso de Morelos, donde el Partido Verde se negó a sumar con el PRI desde la etapa de precampaña, Y en el caso del Panal, apenas la semana que termina, se hace público el rechazo categórico del partido de Elba Esther hacia el PRI, rompiendo no solo la alianza electoral que ya habían firmado, sino que además, nombran de inmediato como su candidato a gobernador, a un personaje distinto al que postuló el PRI en la entidad.
El escenario nacional de una elección de dos ya se ve inevitable.
Vicepresidente de la Cámara de Diputados