¡Faltan 10 días para el buen fin! Dicen los diferentes comerciales que en redes sociales y en algunos comerciales podemos escuchar. Del 17 al 20 de noviembre y aprovechando que habrá también puente de fin de semana largo, comerciantes y empresarios se preparan para incrementar sus ventas, la mayoría gracias al crédito y, por nuestra parte, los consumidores debemos prepararnos para aguantar el bombardeo comercial que pequeñas y grandes cadenas nos tienen preparados en comerciales de televisión y radio.
Como casi todo en la vida, el buen fin es una moneda con dos caras y cada quien debe aprovechar o atender la que mejor le convenga para su vida y su familia.
Estrictamente, dese el punto de vista económico resulta plausible esta estrategia porque cumple con el objetivo de reactivar la economía así sea por la vía del crédito, que data desde el año 2011 cuando el Gobierno Federal junto con empresarios integrados en el Consejo Coordinador Empresarial, la establecieron como una acción similar a la del “viernes negro” en los Estados Unidos de América.
Derivado de la depreciación de nuestra moneda frente al dólar y otros efectos colaterales como el de los sismos del 7 y 19 de septiembre, el sector de la producción de automóviles, por ejemplo, ha visto crecer de manera preocupante el inventario de autos producidos que simplemente nadie compra.
Muchos sectores minoristas, tanto en las pequeñas tiendas como en las grandes cadenas y, desde luego, en nuestros mercados públicos, han sufrido un descalabro en sus ventas que afecta toda la cadena productiva.
Así que si el propositivo único fuera reactivar la economía de México, pues sea bienvenido el buen fin y cualquier otra estrategia. Por ejemplo, el Gobierno Federal y los Gobiernos Estatales y Municipales, podrían otorgar subsidios y descuentos a sus contribuyentes para el cumplimiento de sus obligaciones, o simplemente dejar libre el estacionamiento en la vía pública para beneficio de los consumidores durante los días de buen fin.
Desde luego, nunca será en vano recomendar a las familias y principalmente a los jóvenes que sean cautos en su consumo; contar con crédito y usarlo resulta bueno para el historial y para obtener bienes que ayuden a mejorar la calidad de vida; pero el sobreendeudamiento siempre tendrá como destino final la caída de las finanzas personales y la quiebra, tal como les ocurre ahora a muchos gobiernos, que han puesto en riesgo más del 50% de sus ingresos para pagar sólo el servicio de la deuda, es decir, los intereses y comisiones.
Vicepresidente de la Cámara de Diputados