Más Información
VIDEO: Alito Moreno felicita a Yamandú Orsi por triunfo en Uruguay; se reúne con el expresidente Pepe Mujica
Nuevo frente frío azota la CDMX y el Valle de México; se esperan temperaturas heladas de -5 grados en algunos estados
Pensión Bienestar amplía cobertura en Michoacán; 48 mil mujeres de 63 y 64 años se suman a apoyo económico
En México hay una gran apatía e insensibilidad hacia las víctimas de cualquier delito. Nos olvidamos que todos podemos ser víctimas, incluso no tenemos la certeza de regresar a nuestra casa; ahora hay quien da las gracias porque dejan los cuerpos sin vida para poder sepultar a sus familiares, pero habemos miles que ni eso nos dejaron, y eso es aún mas doloroso, eso vivimos miles de familiares de desaparecidos y secuestrados que no tenemos un lugar para llorar a nuestro ser querido.
Sin embargo, como sociedad nos mostramos indiferentes, muchas veces incluso normalizamos la inseguridad y la violencia, preferimos voltear la vista antes que tender una mano a quienes sufren los estragos del delito. Es hasta que le ocurre a un familiar, a un amigo o a un conocido que nos cimbramos y comprendemos lo vulnerables que somos ante la delincuencia.
Nuestro sistema de justicia, empezando por los policías, los fiscales, el poder judicial, no nos protege ni nos acompaña en nuestra lucha por obtener justicia, tampoco hace valer nuestros derechos; todo lo contrario, nos ven como una carga, nos ignoran, intentan anularnos porque les causamos incomodidad.
No hay equidad, la balanza está cargada a favor de los agresores. Nuestras leyes y autoridades, frecuentemente son ineficaces, se lanzan culpas mutuas entre ministerios públicos y jueces, hay una tremenda carga en el sistema de procuración y administración de justicia sumada a la falta de asesoría jurídica y acompañamiento psicológico a las víctimas del delito. Este conjunto de factores cansa a las víctimas y a sus familias, quienes terminan abandonando sus casos, con lo cual se crea una gran impunidad.
El colmo es que hay personas que gozan de un micrófono y una pluma, los cuales utilizan para agredir y descalificar a las víctimas, se atreven a husmear en su intimidad para denostarlas, mienten sin ningún pudor, las calumnian para disminuir la presión social hacia las autoridades. Son tan infames que llegan al absurdo de aseverar que si una mujer es violada es porque era provocativa o “tuvo la osadía” de salir sola o de noche; si una persona es asesinada es porque estaba ligada al crimen o tenía malas compañías, si alguien desaparece seguramente se fue por su voluntad o si es joven “se fue con el novio”; hemos llegado al absurdo de criminalizar a las víctimas por su género, preferencia sexual, condición económica, mientras que a los delincuentes se les victimiza.
Cuando un caso es mediático o relevante no falta la poca ética y protagonismo de algunos actores, quienes con tal de alcanzar notoriedad, denostan, calumnian y mienten, vulneran nuestra intimidad y la de nuestra familia con tal de alcanzar su cometido, con ligereza sin haber constatado datos, sin conocer nuestros expedientes y todas las pruebas que hay contra los delincuentes, sin ponerse a pensar en el dolor que nos causan y el enorme riesgo al que nos exponen.
Hay que ver para creer, una voz tan prestigiada como es la del Ministro en Retiro José Ramón Cossío Díaz de forma por demás “sospechosa” públicamente emitió su opinión en un caso que está por resolverse, violando con esto la independencia jurisdiccional del Octavo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito en la Ciudad de México, al expresar datos inexistentes, confundiendo al hacer afirmaciones de las cuales no hay constancia en el expediente, dando por hecho supuestas violaciones, además de referirse como un “buen amparo” el de los hermanos Castillo Cruz. Con sus comentarios da línea a los magistrados sobre cómo resolver a favor de los secuestradores. Hago un llamado al ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en su carácter de Presidente del Consejo de la Judicatura Federal, a fin de no permitir que se coarte la libre jurisdicción con la intervención del Ministro en Retiro.
No podemos seguir permitiendo este desequilibrio. Quienes infringen la ley y dañan a la sociedad deben ser sancionados. Las víctimas deben ser protegidas y recibir justicia. Basta de vivir con el miedo de que dejen salir a delincuentes por tecnicismos, las víctimas exigimos justicia.
Presidenta de Alto al Secuestro