Durante la década de los 90 tuvo un importante resurgimiento, un estilo que fue apropiado por distintas expresiones artísticas como la arquitectura, el interiorismo, la pintura, incluso la moda. Un movimiento que realmente se remonta a la década de los 20, en Europa, donde se hallan sus orígenes a través de los principios del Movimiento Moderno.

“Su filosofía estaba fundamentada en formas puras, es decir, una geometría simple, que pretende enaltecer las características espaciales de las estructuras y de los ambientes proyectados”, compartió Carlos Enrique Razo Ruiz, coordinador de la Especialidad en Gestión y Administración de Proyectos de la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación (FAMADYC), de la Universidad La Salle.

De acuerdo al académico, a finales de los 60 el minimalismo retoma estos principios, otorgando diversos mensajes: serenidad, orden y contraste, a través de una ornamentación mínima y austera, en donde los ambientes libres de la saturación de elementos toman un significado muy particular.

En ese momento, su antecesor era el ‘POP ART’, con una saturación de color y el manejo de elementos cotidianos como temática principal. Tal parece que la respuesta inmediata a ese movimiento fue el minimalismo, una búsqueda hacia el orden y la funcionalidad del espacio, elementos que también se verán reflejados durante los 90.

“Su madurez se alcanza en esta última década, en respuesta a la necesidad de ambientes funcionales, donde además se conjuga una estética equilibrada y serena, por medio de la utilización de colores neutros, diversos acentos y materiales como el concreto, la madera, el vidrio y los metales, los cuales se integran a las formas puras y a los volúmenes sólidos”, explicó.

Influencia en México

Razo Ruiz indicó que dicho estilo busca despertar emociones a través de la exploración simultánea de la forma, los materiales y la iluminación, para que todos los elementos puedan combinar y formar una unidad. Esto se resume en el precepto de que “todo es parte de todo”.

El académico señaló que su influencia en México se debe a la fuerza de su mensaje: la funcionalidad del espacio y la utilización de formas geométricas. Algunos ejemplos son el Edificio de Bacardi, diseñado en los 60 por el arquitecto Mies Van der Rohe, ubicado en el Estado de México; o los interiores del Hotel Habita de la Ciudad de México, el cual fue remodelado por los Arquitectos Enrique Norten y Bernardo Gómez Pimienta.

Minimalismo: la funcionalidad del espacio
Minimalismo: la funcionalidad del espacio

(Edificio de Bacardi. Foto: Cortesía)

“Así pues, desde los noventas y hasta la actualidad, en nuestro país perduran los principios minimalistas, en muchas ocasiones mezclando otras teorías vanguardistas, generando espacios eclécticos de gran riqueza arquitectónica”, concluyó.

El origen del minimalismo se encuentra en los postulados de algunos de los arquitectos de la modernidad como Le Corbusier, Walter Gropius y Ludwing Mies van der Rohe

Durante los 90 el minimalismo empieza a manejar los blancos, neutros y ciertos colores de alto contraste que se incluyen en los interiores y en las formas arquitectónicas

Esta corriente ha influenciado a la arquitectura y al interiorismo, pero también ha influenciado a la moda, a la pintura y a otras expresiones artísticas.

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