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“Era más bonita la ciudad de antes”, hemos escuchado decir en alguna ocasión a un familiar cercano. Quizá los argumentos que sustenten esta afirmación sean válidos, pero lo cierto es que nuestra metrópoli, como muchas otras, está en constante evolución. “No podemos quedarnos con una imagen nostálgica de la misma, debemos entender que las grandes ciudades siempre están en desarrollo, son vitales y cambiantes, organismos vivos que atraen a la gente porque ofrecen mejores oportunidades de vida: trabajo, educación y diversión”, apunta Félix Sánchez, socio fundador del prestigiado despacho Sánchez Arquitectos y Asociados.
Durante los años 60, el Distrito Federal era un lugar agradable, con parques y jardines, que comenzaba a cambiar de fisonomía y erigirse como una gran ciudad. La creación de áreas de carácter cosmopolita, como la Zona Rosa, empezaban a dotarla de esplendor y de un encanto urbano que seducía a los habitantes. “En esa época se prohibieron los fraccionamientos, lo que desbordó la ciudad con el nacimiento de Nezahualcóyotl y se inició el crecimiento de la Zona Metropolitana de la ciudad de México. Éramos entonces cuatro millones de habitantes, hoy en día somos nueve en la ciudad y 11 en la metrópoli.
“La metrópoli ha enfrentado diversos problemas. En los años 90, por ejemplo, se pensó como una ciudad fallida, debido a la contaminación y a su crecimiento expansivo, sobre todo en la periferia”, comparte el arquitecto, quien cuenta con una maestría en diseño urbano por la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.
Sánchez destaca, por otro lado, la capacidad de esta urbe para hacer ajustes respecto a la movilidad masiva, con las bicicletas y el metrobús, en contradicción con los segundos pisos que estimularon el uso del auto. Las inversiones para recuperar los espacios públicos, como la avenida Paseo de la Reforma, la Plaza de la República, la Alameda y la calle de Madero, en el Centro Histórico, han cambiado notablemente su fisonomía, asegura, haciéndola más humana.
Apunta una voz popular que lo que se haga hoy, se verá reflejado mañana. Es por ello que se vuelve imperante detectar los retos que enfrenta la metrópoli para implementar las estrategias que garanticen su mejor funcionamiento, así como un incremento -muy necesario- en la calidad de vida de sus habitantes.
“Uno de los grandes problemas de la ciudad es la movilidad. Hay gente que pasa varias horas del día en el transporte”, indica el también ex presidente de la Junta de Honor del Colegio de Arquitectos, quien visualiza como una solución factible canalizar el desarrollo hacia las zonas que tienen metro y metrobús, estimulando e incentivando el crecimiento al interior, y desestimar el avance en la periferia.
Sánchez destaca las intenciones para mejorar la vivienda social, ya que al concentrar las actividades dentro de la urbe, se podrá mejorar la calidad de vida de los habitantes. Además, mediante un replanteamiento de las vialidades, con calles de peatones y bicicletas, mezcladas con otras de automóviles, se puede potenciar tal beneficio.
El espacio público, considera, es otro de los temas importantes a poner en la mesa, ya que a las personas les gusta pasar tiempo en la calle: “Se deben explotar las posibilidades de éste porque es ahí donde todos somos iguales, donde sociabilizamos”, de ahí la necesidad de cuidar la calidad del mismo.
“La ciudad de México no solo es grande y vibrante, sino también muy apetecible para los extranjeros que la visitan, a quienes les encanta su diversidad y cultura milenaria. Se percibe como una urbe cosmopolita, con lugares de mucha tradición e historia que aportan a la aldea global, es por eso que se debe pensar la ciudad hoy y a futuro”, afirma Sánchez.
De acuerdo con el arquitecto, el Distrito Federal se vislumbra como una metrópoli polinuclear, es decir, muchas ciudades dentro de la misma. Además, considera que se apostará con mayor firmeza por la sustentabilidad, por la ampliación de áreas verdes, la creación de más centros y subcentros urbanos.
Destaca también que se apostará por conectar de manera más efectiva a la ciudad, a través de bicicletas, metro y metrobús, lo cual podrá lograrse consolidando zonas que ofrezcan variedad de usos mixtos, para poder vivir y trabajar en espacios caminables.
Además de estos factores, concluye Félix Sánchez, se debe trabajar por una metrópoli más compacta, tolerante y heterogénea.