Luz. Para dormir profundamente necesitas oscuridad total, la cual se consigue con cortinas gruesas. Si por estilo te gustan las delgadas, coloca doble cortinero y usa ambas por la noche.

Decoración. Busca cuadros e imágenes que evoquen momentos felices (con tu familia o pareja), así como lugares a los que te gustaría viajar. Evita la decoración meláncolica y que represente tristeza.


Cabecera. Indispensable para un buen descanso. Debe ser sólida y apoyarse perfectamente sobre la pared. Su función es dar protección y apoyo. Si es rectangular, mejor, porque
representa estabilidad.


Otros muebles. Hoy en día muchas personas ven su recámara como extensión de la oficina poniendo un escritorio. No incluyas nada relacionado al trabajo. En lugar de eso,
busca un sillón cómodo.


Ventanas. No deben estar detrás de la cama sino a un lado, porque representan los ‘ojos ’ de la habitación, de modo que te permitan observar hacia el exterior ante alguna eventualidad
durante la noche.

Complementos. Si por espacio no hay otra forma de acomodar tu cama y al dormir tus pies apuntan a la puerta, coloca un mueble para equilibrar la energía. Si no cabe, con unas almohadas será suficiente.

Ropa de cama. Prefiere las texturas suaves y afelpadas, que brinden una sensación agradable. Son como un apapacho, porque te brindan calor y sentirás que te abrazan. Desde luego,
deben tener buen aroma.


Buró. Además de ayudarnos a tener cerca nuestros bienes, como el libro de lectura nocturna o un vaso con agua, también representan protección, creando la sensación de
abrazo mientras duermes.

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