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Argentina y Brasil quieren jugar en la primera división en las discusiones mundiales y por ello sus presidentes apuntaron al Grupo de los 20 en Japón. China e Indonesia aprovecharon este 2019 para anotar sus avances en alianzas económicas y diplomáticas. Este foro es de los pocos espacios donde los países más fuertes del globo discuten al mismo nivel y pueden equilibrar a Estados Unidos. Requiere que se le tome con seriedad. En el G20 si México no está sentado en la mesa principal, puede estar escrito en el menú.
La cumbre anterior en Buenos Aires sentó un precedente para diferenciar los temas del presente con los del pasado. El mañana son las energías limpias, la infraestructura para el comercio y la educación de calidad para tener pueblos más productivos. El pasado son las burocracias lentas, los negocios que afectan las reservas naturales, al medio ambiente y las decisiones unilaterales de los gobiernos. Se enfatizó: "Reconocemos oportunidades de innovación, crecimiento y creación de empleo mediante inversiones mayores en fuentes de energías renovables, tecnologías e infraestructura".
Brasil ha llamado la atención en la reunión de Osaka por acercarse a China y equilibrar las presiones del gobierno estadounidense, en épocas de “bullying diplomático”. Es un país latinoamericano independiente que ha sabido aprovechar sus relaciones comerciales con los chinos y los alemanes para tener una agenda propia en el continente y una marcada influencia en América del Sur. Sin duda, los brasileños son vistos como iguales en las discusiones del G20.
Argentina tiene un acercamiento obvio con Indonesia que parece poco comprensible para los conformistas de la vecindad latinoamericana. Previo a su viaje a Japón, el presidente Mauricio Macri voló a territorio indonés y se encontró con el presidente Joko Widodo. El comercio total entre ambos países alcanzó los 1,680 millones de dólares en 2018, con un superávit a favor de los argentinos. La visión argentina sí notó que Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo. También es un éxito para los diplomáticos de Argentina el agilizar los visados en una época de persecuciones migratorias. Indonesia es de las naciones con mayores aumentos en su presupuesto internacional y ya cosecha ganancias para sus más de 260 millones de habitantes y alianzas más allá de su geografía inmediata.
China consagra también su inversión en diplomacia y poder suave. El gobierno chino ha duplicado sus recursos en política exterior en los últimos cinco años de gobierno de Xi Jinping, que superó los 9.5 miles de millones de dólares en 2018. Según el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), la nueva ruta económica de la seda (BRI) es “el esfuerzo más grande de inversión en infraestructura en el mundo”. Con ello los chinos conectan grandes zonas industriales de Eurasia, así como nodos poblacionales y nichos tecnológicos y culturales.
Arabia Saudita marca un récord en inversión para expandir su presencia global. De hecho, sólo 6 países europeos, sin contar Rusia, tienen mayor gasto gubernamental que los saudís. Su presupuesto gubernamental total creció en 2018, a alrededor de 261 miles de millones de dólares y se asemeja al de California y Florida juntos, para una población que es tan sólo un décimo de Estados Unidos. Los turcos tampoco esperan quedarse atrás y lucen sus logros en conectividad y nuevas rutas aeronáuticas.
Alemania, Japón, Sudáfrica, India e incluso Rusia analizan cómo protegerse de las embestidas comerciales estadounidenses y fortalecer un marco internacional de comercio con reglas e instituciones respetables. En tanto, la OMC comunicó que las restricciones comerciales y medidas espejo de los miembros del G20 generaron en los últimos ocho meses una afectación al comercio de los 20 países por 335,900 millones de dólares, pérdida considerada como la segunda más alta en la historia.
En el caso de México, los líderes mundiales tuvieron el interés de dialogar en un lenguaje de alto nivel con el presidente mexicano. Esta expectativa es para discutir de primera mano el conflicto económico y migratorio con EU, de un país con geopolítica privilegiada, pero sobre todo con un mandatario con una de las mayores popularidades en el orbe, sólo comparada con la Vladimir Putin. Los mexicanos tienen en el G20 ese acceso a la primera división de las decisiones mundiales, el conformarse con la segunda o la tercera liga, no sólo es un error sino un retroceso histórico.
Especialista en Geopolítica y miembro de COMEXI