Héctor Serrano

Una consulta con costo político

29/10/2018 |02:12
Redacción El Universal
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La polémica registrada sobre la consulta que realizó el gobierno entrante, respecto al destino del nuevo aeropuerto en Texcoco, es la marca de origen y la de mayor repercusión para ellos en estos últimos tres meses, en los que prácticamente Morena ya asumió el poder.

Es claro que los ciudadanos tienen la percepción de que hoy las decisiones más trascendentales para México ya las toma el gobierno de López Obrador y no el de Enrique Peña Nieto, quien prácticamente está ausente en la vida nacional.

Todo ejercicio democrático siempre es bienvenido y se acepta favorablemente; sin embargo, es fundamental cuidar el método y cumplir con los requisitos primordiales que den certeza y credibilidad a este tipo de mecanismos.

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Es decir, el objetivo propuesto es claro, busca motivar la participación ciudadana y más cuando su opinión se requiere sobre temas tan relevantes, como hoy lo es la construcción del nuevo aeropuerto.

La participación ciudadana es la cereza del pastel, no se le puede desgastar y mucho menos vulnerar, al generar decepción sobre la credibilidad de un ejercicio democrático del cual forma parte.

Si bien es cierto que el resultado emitido genera sospecha, es importante destacar que la sospecha también se hubiera generado con el resultado contrario; fue tan desaseado el procedimiento que cualquier resultado ya califica negativamente.

Es difícil saber en realidad cuántas personas participaron en este ejercicio democrático; ya que es obvio, el control y registro de los ciudadanos que emitieron su opinión sólo lo tienen los organizadores, de quienes se evidenció que en su mayoría son militantes de Morena. Mismos que en repetidas ocasiones plasmaron su interés y simpatía por una de las opciones.

¿Cuántos ciudadanos participaron efectivamente? Tal vez nunca lo sabremos.

Lo que sí quedó patente fue la bajísima participación, que no alcanzó el millón de votos a lo largo y ancho de la República mexicana y esto es importante destacar, ya que si tomamos en cuenta que en el pasado proceso electoral más de 30 millones depositaron su confianza al emitir su voto a favor del proyecto de Morena, hoy sólo se logró la participación de un 3 por ciento de ese gran universo de simpatizantes.

Y si tomamos en cuenta la participación que se registró, comparándola con el padrón nacional de electores de cerca de 90 millones, apenas y alcanzó el 1 por ciento de ciudadanos que participaron.

Es importante lo anterior porque también es una señal que los ciudadanos envían al próximo gobierno, al que eligieron motivados por la confianza y credibilidad en sus propuestas de campaña.

Todo gobierno, que obviamente ya fue electo, debe asumir las decisiones que se apliquen por el bien de una nación y no puede trasladarlas a los ciudadanos; quienes precisamente eligen a un nuevo gobierno para que éste las tome.

Las facultades de un gobierno son intransferibles, porque son producto del ejercicio más sublime, que es una elección constitucional, hoy sostenida por la fortaleza de sus instituciones, que en nuestro país han acreditado efectividad a la hora de garantizar la voluntad popular.

Diputado federal y ex secretario de Movilidad
del gobierno de la Ciudad de México