Héctor Serrano

El debate del empate técnico

14/05/2018 |01:16
Redacción El Universal
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Igual de esperado que el documental, que nunca se difundió de El Populismo en América Latina, es el debate entre los candidatos a la Presidencia de la República que habrá de transmitirse el próximo domingo 20 de mayo. Con esto nos tendremos que conformar.

Las estrellas del pasado debate fueron Ricardo Anaya, quien hizo propuestas sólidas, bien estructuradas, que denotaban a un candidato preparado y listo para gobernar.

Y sin duda la chispa, la ocurrencia, sin denostar la inteligencia de Jaime Rodríguez El Bronco, que le dio un sabor especial y rompió con lo aburrido que suelen ser los formatos en este tipo de ejercicios. Su ocurrencia de “cortar la mano” a los delincuentes activó las redes sociales; sin los acostumbrados boots de Andrés Manuel López Obrador, quienes después del debate hicieron mutis por no poder defender lo que fue evidente: la derrota indiscutible del Mesías de Macuspana.

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Pero la verdadera mano fue la que le echó Jaime Rodríguez al candidato tricolor José Antonio Meade, quien no aprovechó las oportunidades para mostrar a la opinión pública el verdadero rostro de “ya saben quién”.

P. D. Por cierto, también estuvo Margarita Zavala.

¿Y qué esperamos para el siguiente debate? Pues como las grandes peleas de box, el favorito tendrá que sostener su título y estará obligado a refrendar que es el mejor.

Hoy la presión se encuentra sobre Anaya, quien al estar a seis puntos del morenista, sabe que si cumple con la expectativa que se tiene sobre su participación, y ante lo nutrida que será la exposición mediática, le habrá de redituar en sus números al punto de lograr el tan anhelado empate técnico.

Hay voces en el equipo de Andrés que le han manifestado que lo más conveniente es no asistir al próximo debate y preparan una batería de excusas para justificar su posible ausencia. Un argumento es que le echaron montón, otro se centra en su principal estrategia que es generar la percepción de que va a ganando y que por ello es de riesgo su exposición, pero el motivo que está claro para evitar la participación de Andrés es simple y llanamente que lo que no da, no dará.

Lo absurdo es que precisamente los debates son para contar con la posibilidad de que el elector clasifique y tome el 1 de julio la no menor decisión de quién habrá de dirigir a México los próximos 6 años (o más, ojalá esto no suceda). Todo depende de a quién elija, habrá de lastimar o favorecer su destino.

Hoy, como nunca antes, la decisión que los electores tomemos no sólo favorecerá a un partido o a un equipo político, será determinante para nuestro bienestar, ya que sin duda el país no se encuentra bien; pero también sin duda, podría ponerse peor.

Ojalá y que la reconciliación de la que todo mundo habla, no se amplíe o limite a la vulgar motivación de la venganza o la pasión sin sentido.

El país necesita de todos y cada uno de los mexicanos que con compromiso efectivo se sumen a la propuesta en la que todos estemos incluidos y que se imponga como un principio inalterable de cada ciudadano, hacer por México lo que se tenga necesidad de hacer.

De Refilón. ¿Usted había escuchado hablar de Francisco Neri? Si escuchó, seguramente fue en los últimos tres años, cuando el PRD otorgó su confianza y lo hizo coordinador de la fracción parlamentaria en la Cámara de Diputados, trabajo que realizó sin pena ni gloria; por él se libró una difícil lucha interna para que ocupara esa posición; seguramente con mayor merecimiento para otros perredistas como Jesús Zambrano o Guadalupe Acosta Naranjo.

Para irse del PRD argumentó que se la va a jugar con aquél, que solo en percepción se encuentra como puntero a la elección presidencial. Nada más absurdo y carente de sensibilidad política, ni siquiera un argumento medianamente inteligente para justificar su deserción.

Siempre he dicho que el que confía es confiable y de todos es sabida la confianza que depositó en él, Héctor Bautista, uno de los más emblemáticos dirigentes del perredismo.

Es claro que la decisión tomada por Neri es a título personal, de forma unilateral y atiende simple y llanamente a su interés propio. Ojalá y por lo menos al tiempo recuerde que su más importante cargo público lo obtuvo por la generosidad de un partido de libertades y de Bautista quien creyó en él.

Ex secretario de Movilidad