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Es difícil para un militante activo separarse de su partido político.
Para todos aquellos que creemos en la democracia y en la vida institucional, los partidos, como instituciones o institutos políticos, son el mejor vehículo para transportar la diversidad de las ideas y la lucha por la defensa del estilo y forma de vida que deseas para una nación, la ideología.
Hoy, nuestro país entra en un nuevo ciclo de vida donde todos aquellos que quieran seguir haciendo política deberán cuidar y luchar sin mezquindad por el fortalecimiento de esos espacios, que permiten la consolidación de quienes hacen vida política.
Los partidos no pueden ni deben pertenecer a alguien en especial, sino todo lo contrario; los partidos políticos son de todos, porque su base se sostiene en la participación ciudadana de hombres y mujeres que buscan a través de sus ideas y la lucha por ellas, el equilibrio que toda sociedad requiere.
No se puede invocar la paz, cuando no existe la capacidad de dirimir diferencias usando la voz y utilizando al argumento para posicionar la razón.
Hoy todos los que nos hemos dedicado a la política estamos obligados a actuar con la congruencia necesaria, anteponiendo el interés colectivo sobre el personal.
Dicen los versos de una muy popular canción: “Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”; si hoy es tiempo de dar un paso atrás para permitir que nuevas ideas, que otros actores, que un nuevo gobierno actúe para lograr una vida mejor a favor de México, creo muchos no seremos un obstáculo.
Sin embargo, estamos obligados a defender la legalidad y buscar la profesionalización de todos los sectores, esto sin duda es la única forma de lograr certeza y ganar la confianza del pueblo de México.
Hoy, no es necesario militar en un partido político para defender con valentía y dignidad esos principios que a muchos nos fueron legados desde los primeros días de nuestra educación y formación como ciudadanos.
El sentimiento de patriotismo, el nacionalismo racionado, sensato, prudente, la convicción republicana, envuelven la historia de un pueblo.
No se requiere de un partido político para alzar la voz y defender hasta el cansancio las libertades, empezando por el derecho a la vida, seguida por la libre expresión.
No se requiere de un partido político para defender con argumento y técnica jurídica a nuestra constitución.
Hoy todos estaremos a prueba. Hoy debemos acreditar con acciones contundentes, cuál es nuestro interés supremo.
Hoy como nunca, debemos actuar con congruencia.