Los terremotos de septiembre trastocaron la forma y los tiempos en cómo los partidos estaban planteando sus campañas electorales y la elección de sus precandidatos y candidato para 2018. Por esa razón es que debemos ver y analizar qué es lo que ha pasado y cómo han reaccionado los partidos y los contendientes internos a la Presidencia de la República.

Estamos a poco más de ocho meses del día de la elección, que será la más competida, pues se elegirán el mayor número de puestos gubernamentales. Junto con la Presidencia de la República, se disputarán los 628 escaños en el Congreso federal; 9 gubernaturas y; 2 mil 688 puestos en Congresos estatales y presidencias municipales. En total, se estarán disputando 3 mil 326 cargos de gobierno a la que estamos llamados a votar 85 millones 648 mil 212 ciudadanos.

Para comenzar, el conflicto por el modo de elección para la candidatura del PAN ha generado ya los primeros visos de fractura. Por un lado, Margarita Zavala, sin opciones, renuncia a su militancia; por su parte, Ricardo Anaya, acosado mediáticamente por su intransigencia y sus bienes patrimoniales, sin otra defensa que acusar al PRI. Y, por último, Moreno Valle, esperando a que los problemas entre Anaya y Margarita le den la posibilidad de ser el candidato.

El “Frente Ciudadano” dependerá mucho de cómo se vayan resolviendo los problemas al interior del PAN. Sin embargo, el PRD seguramente está intentando generar una opción para la CDMX, porque saben que no tienen contendientes fuertes para la Presidencia. Es evidente que ambos partidos quieran hacer fortaleza en sus debilidades: uno, para ver si alcanza algo a nivel presidencial, y el otro para ver si alcanza algo en la CDMX. Sus candidatos, por lo que vemos, son débiles y tal vez terminarán perdiendo ambas contiendas.

Por su parte, el candidato de Morena en silencio ante los sismos y esperando una oportunidad para retomar su campaña; viendo, además, que la fortaleza de su partido se vio dañada en sus principales bastiones: la Ciudad de México y los estados del sureste; aunado a ésto, le hacen una “jugada” a Monreal que, inexplicablemente, pareciera una purga al situarlo, en una encuesta que nadie conoce, en último lugar. Esto sin duda afectará negativamente a Morena en la CDMX y, con ello, a AMLO a nivel nacional.

Por su parte, el PRI tiene cuatro pre candidatos, ya destapados por Emilio Gamboa, donde, según las circunstancias, habrá quienes tengan más fortaleza que otros, pero que también se vieron afectados por las secuelas del terremoto. Sin embargo, en este caso, los tiempos políticos son mucho más institucionales y los cuatro contendientes están de acuerdo en aceptarlos, aunque ya estén caminando, motu proprio, a distinta velocidad.

Seguramente, el presidente del PRI, por la propia institucionalidad del partido, está viendo en qué momento le convendrá tener a un candidato que no obstaculice algunos temas de políticas coyunturales del gobierno federal.

En el caso del PRI, lo más importante será la historia personal junto con la capacidad de garantizar la unión del partido como una sola fuerza sin resquebrajamientos internos.

Por último, cada día se suman más candidaturas independientes. En este caso, habrá que ver si consiguen cumplir con los requisitos que establece la ley electoral para ser nombrados formalmente; pero también habrá que analizar cuál es y ha sido la trayectoria de cada uno de ellos.

Nadie puede negar que la reforma electoral de 2014, abanderada y promovida por el presidente Peña, ha abonado en favor de la institucionalidad de la lucha electoral. Hoy podemos decir, sin resquemor, que vivimos en un país democrático donde reina el principio de incertidumbre en los resultados electorales; un país donde las reglas son parejas para todos y donde, incluso, pueden competir candidatos sin partido y donde el proceso y resultado electoral depende enteramente del ciudadano.

Coordinador general de Puertos y Marina Mercante.
guillermo.ruizdeteresa@yahoo.com

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