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En mi artículo anterior reflexioné sobre los 60 días de precampañas y ahora vale hacerlo para los discursos de protesta de los candidatos y de la selección de candidatos plurinominales.
El domingo 18 protestó José Antonio Meade ante más de 30 mil militantes del PRI. En su discurso estableció tres grandes objetivos: primero, México será la capital mundial del talento; segundo, las familias y las mujeres serán primero, tendrán seguridad y serán igualmente remuneradas por su trabajo, y tercero, respetará los derechos y libertades de todos los mexicanos.
Al día siguiente, en el WTC, protestó como candidato de Nueva Alianza y dijo que no podemos dejar que el trabajo y esfuerzo de varias generaciones sea obstaculizado por la ambición personal. Ante cientos de maestros prometió impulsar la educación como columna vertebral del desarrollo nacional y a mejorar sus condiciones laborales, sin comprometer a futuras generaciones. El martes, ante militantes y la dirigencia del PVEM, se comprometió a escuchar y buscar el bienestar y seguridad para todos. La elección de los candidatos será trabajo del partido y seguramente elegirán a las mejores personas para construir el futuro del país.
Por su parte, Ricardo Anaya tomó posesión como candidato del Frente en el Auditorio Nacional, al que llegó casi dos horas tarde. En su discurso mencionó que terminaría con la corrupción, pero su dicho contrasta drásticamente con la realidad: aún no puede dar una explicación clara sobre las denuncias de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Aunque mantenga una sonrisa (que más parece mueca), se enoja fácilmente, tal vez porque parece estar desdibujándose, sin propuestas y monotemático. La selección de sus candidatos deja ver la diferencia ideológica y de trabajo de años de los partidos, y quién sabe qué salga de ello.
Por último, López Obrador protestó como candidato de Morena en un acto pequeño y austero en un hotel de la Ciudad de México. Ahí mencionó que no permitiría el influyentismo o el amiguismo, pero él mismo elige candidatos impresentables, de integridad cuestionable y que no deberían de serlo hasta que no aclaren las denuncias pendientes. Es claro que la democracia no es una fortaleza en este partido.
El martes como líder religioso, más que político, protestó por el PES. Expuso que la principal causa de la crisis del país es la falta de valores. Haciendo referencia a textos religiosos, y algunos literarios, mencionó la necesidad de buscar el bien colectivo por encima del individual y propuso redactar una constitución moral asentada en principios cristianos contradiciendo el principio de laicidad del Estado mexicano.
En cuanto a los independientes, la semana pasada terminó el proceso para recaudar las firmas y, ahora el INE validará que el apoyo ciudadano sea real y no un engaño. En pocos días estaremos escuchando y analizando la viabilidad sus propuestas. Por lo demás, ellos no promoverán candidatos a las Cámaras lo que representa una debilidad más de su posición.
Por lo pronto, Margarita Zavala dice que es la candidata de los verdaderos panistas y no Anaya, al que acusa de mitómano. El Bronco dice que sería un grave error que le excluyeran de la contienda y Ríos Piter expuso que los independientes deberían trabajar en un proyecto común.
Meade se ve como un candidato con propuestas que lo sustentan y fortalecen su campaña. A Anaya enojado, monotemático, sin propuestas y, por lo que se ve, sin equipo. López Obrador se ve cómodo con la ventaja que cree tener, pero con discursos que asustan o, por lo menos, destantean a sus seguidores. Por último, aún no se ve con claridad a los independientes
Las precampañas y las protestas de los candidatos vislumbran lo que serán las campañas. Obviamente tendremos muchos ataques, pero ojalá no oscurezcan las propuestas. ¡Se trata de que gane el mejor, no el menos malo!
Coordinador general de Puertos y Marina Mercante