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Las alertas de viaje son un tema polémico, especialmente cuando son emitidas por alguna autoridad sin tomar en cuenta particularidades, delimitaciones geográficas o contextuales, porque pueden generar severos daños a la industria turística.
Éstas son principalmente documentadas por medio de la información que recaban los gobiernos a través de diferentes canales como las embajadas, consulados o directamente de las dependencias encargadas de la política exterior.
Los factores a considerar para emitirlas están relacionados con la delincuencia, crimen organizado, terrorismo, disturbios civiles, brotes o situaciones referentes a la salud y desastres naturales, entre otros.
Los gobiernos las difunden para proteger a sus ciudadanos y mantenerlos informados de cualquier posible riesgo. Pero si no se hacen objetivamente impactan de forma severa al turismo, principalmente cuando consideramos que uno de cada diez empleos en el mundo están ligados con este sector.
Es fundamental un tratamiento imparcial y objetivo en las alertas. Deben ser específicas, en cuanto a las regiones geográficas que comprenden, además se deben actualizar de forma constante con la información prevaleciente de cada país. De no ser así, se castigaría injustamente a muchos destinos con graves afectaciones económicas y sociales, como se ha visto en poblaciones y países enteros.
Desde la experiencia del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés), destaca la importancia de las acciones ante una crisis, ya que los gobiernos deben responder de forma rápida, proactiva y transparente. Asimismo establecer un canal de comunicación con sus ciudadanos y viajeros.
Es de vital importancia involucrar al sector privado, durante el manejo de la crisis, en la recuperación después de la misma y definir protocolos en conjunto para tener una mejor preparación para cualquier otra eventualidad.
Lo menos acertado frente a este tipo de crisis es que se implemente la estrategia de la negación.
Lugares que han tenido un incidente de seguridad o un ataque y han manejado acertadamente la situación, después de 8 semanas se han recuperado rápidamente; por el contrario, de acuerdo con estudios realizados por el WTTC, el organismo que representa el sector privado global, un destino que tiene un manejo erróneo puede tardar hasta 4 años.
Definitivamente es fundamental aprender del pasado y de la experiencia de otros. Una buena preparación y un manejo proactivo, aunado a un estrecho canal de comunicación con las autoridades que emiten alertas de los destinos, es la diferencia para resolver las alertas.
El sector turístico es noble y siempre se recupera frente cualquier adversidad; sin embargo, debe existir responsabilidad y compromiso de aquellas entidades o destinos afectados por crisis provocadas por las alertas para que se desarrollen programas transversales, donde participen autoridades, empresarios y sociedad civil a fin de atender esta situación.
Si no se manejan adecuadamente las alertas y no se da la información de manera oportuna, es probable que el destino pague un precio muy alto.
Presidenta y CEO del Consejo Mundial de Viajes
y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés)