Hace unos días se llevó a cabo con gran éxito en Buenos Aires, Argentina, la cumbre del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés). En este evento, se dieron cita más de mil 300 personas, destacando la presencia de 100 CEO’s de las principales empresas globales de la industria turística, 30 ministros de turismo, el presidente del país anfitrión, Mauricio Macri, tres ex presidentes iberoamericanos, así como los secretarios generales de la OMT, de UNFCCC y de Aviación Civil, entre otros.
En este importante foro se abordaron diversos temas, pero la agenda se centró en tres prioridades: la seguridad y facilitación migratoria a través del uso de la tecnología, el buen manejo de las crisis y el crecimiento sustentable en la industria turística
En la cumbre se comentó que uno de cada dos empleos se automatizarán en el futuro, es decir el 47% de los trabajos que hoy conocemos están en riesgo de sufrir un proceso de automatización y desaparecerán en las próximas dos décadas. Es una situación preocupante para muchos sectores; sin embargo, la industria turística tiene grandes oportunidades si consideramos que en el 2017, uno de cada cinco empleos que se crearon en el planeta estuvieron relacionados con turismo y viajes; asimismo, se estima que se podrán crear en este sector casi 100 millones de nuevos empleos en el mundo en 10 años, si se cumplen algunas condiciones.
De acuerdo al más reciente estudio que realiza el WTTC en conjunto con Oxford Economics para conocer el impacto económico y la contribución de turismo en 185 países, sabemos que mientras la economía en el mundo creció en promedio 3 por ciento en 2017, el PIB turístico mundial lo hizo 4.6 por ciento; lo que representa un 50 por ciento más. El PIB turístico incluye no sólo el número de viajeros, sino también su consumo; de tal forma que la industria turística contribuye con el 10.4 por ciento del PIB mundial y 313 millones de empleos dependen de este sector en el planeta, considerando su impacto directo e indirecto.
Al mismo tiempo, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en ingles) reportó en 2017, más de 4 mil millones de pasajeros, en tanto que la Organización Mundial de Turismo (OMT) informó de 1.3 mil millones de llegadas internacionales. Para el 2035, IATA espera crecer y tener 7.8 billones de pasajeros transportados, más de 21 millones diarios y la OMT pronostica 1.8 billones de llegadas internacionales para 2030.
Casi el doble será el crecimiento, lo cual permitirá generar millones de empleos en el turismo. Sin embargo, este dinamismo sólo será posible si se trabaja en dos aspectos:
1. Invertir en infraestructura de forma planeada e integral como en aeropuertos, carreteras o puertos marítimos.
2. Implementar el uso de tecnología como la biometría para hacer el proceso del viajero más eficiente, seguro y rápido y así evitar las largas filas. Por eso es importante que el sector privado (aerolíneas o empresas de transportación terrestre o marítimas) se integren en el proceso de transferencia de información biométrica a las autoridades migratorias, como ya ocurre en otras partes del mundo.
Sobre este último punto, es importante destacar que con el uso de los biométricos, los gobiernos sabrán quién llega exactamente a sus países con anticipación; podrán identificar a los viajeros como individuos y no por su nacionalidad.
Los viajeros confiables, que son más del 95 por ciento, pasarán más rápido todo el proceso con solo el uso de su cara o huella digital. Tardaría menos de 30 minutos en pasar los filtros de seguridad y abordar su avión sin ningún problema. Los viajeros no confiables estarán sujetos a otros procesos más lentos para verificar su historial.
La biometría beneficia a los gobiernos porque incrementa la seguridad en sus países. Por eso las Naciones Unidas en su declaratoria del 27 diciembre 2017 estableció a esta tecnología como la mejor herramienta para combatir el terrorismo y garantizar la seguridad de los viajeros.
Con estas medidas, los gobiernos reducirán costos y posibles actos de corrupción. Por ejemplo, se eliminaría la falsificación o clonación de documentos, con lo cual también se evitaría el tráfico y trata de personas. La cara o la huella digital deberá ser la identificación. El rostro no se puede clonar.
En muchos países ya existen pasaportes biométricos que ayudan a agilizar los procesos migratorios de una forma más segura. Hoy se puede abordar un avión con solo una foto, tal como ocurre en el aeropuerto JFK de Nueva York con algunas aerolíneas que utilizan la biometria en el check in y el abordaje
Un proceso en el que participan el sector público y privado permite aprovechar de mejor forma la infraestructura existente y crecer el número de pasajeros, lo cual claramente generará más empleos.
Por todos los ángulos que se vea este tema, es algo muy positivo que transformara la forma de viajar en un futuro muy cercano. Actualmente, hay muchas naciones, especialmente del G7 que llevan camino muy avanzado en la materia.
Recientemente se inauguraron en el Aeropuerto de la Ciudad de México quioscos con uso de biometría. Es un buen avance pero es fundamental ligar al proceso completo.
En conclusión debemos hacernos varias preguntas: ¿Podremos usar los beneficios de la biometría en México? ¿Cuándo implementará nuestro país los pasaportes biométricos? ¿Estaremos al nivel de los países desarrollados y usaremos la tecnología en conjunto sector público y privado ? ¿En los próximos años, México estará al mismo nivel de otras potencias en tecnología enfocada a la industria turística o estaremos viendo pasar a los otros como cuando el auto se nos queda sin gasolina?
Los planteamientos ahí están y en este momento de campañas electorales, los candidatos deben tomar con seriedad el tema del turismo y sus retos, incluyendo el uso de la tecnología y crecimiento en infraestructura, pues no hay que olvidar que esta actividad es generadora de empleo y bienestar y una de las mejores oportunidades que existen para el desarrollo del país.