En primer lugar, un merecido reconocimiento a las decenas de miles de ciudadanos que participaron ayer como funcionarios o representantes políticos de casilla. Su trabajo fue titánico y su labor fue crucial para que el día de ayer los mexicanos nos pudiéramos acostar con la certeza de que nuestro voto había sido contabilizado y que los resultados obtenidos reflejaron verdaderamente el sentir de la población.
Un reconocimiento también a los millones de mexicanos que el día de ayer salieron a votar en libertad y sin miedo. La participación ciudadana fue bastante buena y logró vencer los temores provocados por los múltiples incidentes de violencia política ocurridos durante el periodo de campaña y precampaña electoral. Un reconocimiento especial a los habitantes de esas regiones del país que se vieron afectados por los asesinatos de candidatos y candidatas a diversos puestos de elección popular. Esto fue, en algún sentido, un homenaje a las víctimas de la violencia política.
Demos también un reconocimiento a la incesante labor de los funcionarios Instituto Nacional Electoral, quienes se esforzaron notablemente para que la jornada electoral transcurriera en orden y que se cumplieran los procedimientos en tiempo y forma. Demos un aplauso a la información continua y a la atención permanente que se dio a las denuncias ciudadanas que se fueron presentando a lo largo de la jornada electoral, así como al hecho de haber logrado proporcionar información oportuna y confiable sobre el resultado de la elección presidencial.
De acuerdo a estos resultados, ayer los mexicanos decidieron libremente otorgarle su apoyo a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia. Este resultado es trascendental por diversas razones. Por un lado, esta será la primera transición política hacia un gobierno emanado del espectro político asociado a la izquierda mexicana. El que esto ocurra por la vía electoral y pacífica, es sin duda un reflejo de la normalidad democrática que suele caracterizar a democracias consolidadas.
El margen del triunfo de López Obrador es también una señal importante. No hay ninguna duda de que la victoria de AMLO fue clara y contundente. El apoyo de cerca de la mitad de los votantes le da a López Obrador una legitimidad que no habían tenido otros gobernantes. Contrario a lo que muchos creen, el voto por López Obrador no sólo vino del lado del enojo y del hastío, sino que también contiene una fuerte dosis de esperanza y de optimismo.
A partir de hoy, el reto será iniciar un proceso de reconciliación nacional que nos ayude a reencaminar al país hacia una senda de mayor crecimiento económico y menor violencia e inseguridad. Estos temas, como bien lo planteó López Obrador durante la campaña, no son del todo independientes. Por lo mismo, a partir de hoy será necesario buscar y promover activamente el diálogo entre las distintas fuerzas políticas y los diversos actores de la sociedad (sector empresarial, sociedad civil, sindicatos, etcétera) para identificar puntos en común que contribuyan a lograr estos objetivos de la manera más rápida y efectiva posible. Esa debe ser la tarea a la que todos deberemos abocarnos en los próximos meses.
Economista