Gabriela Cuevas

Nuestro mundo: un lugar inhóspito para la niñez

26/07/2019 |02:31
Redacción El Universal
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Los niños son la esperanza de la humanidad. Como tal, preservar su integridad, procurar su bienestar y velar por sus derechos humanos se vuelve primordial para asegurar el buen porvenir de las próximas generaciones y el nuestro propio. Sin embargo, el mundo es un lugar inhóspito para la niñez.

En 2017, 9 millones de niñas en todo el mundo de entre 15 y 19 años fueron obligadas a tener relaciones sexuales u otros actos sexuales. En todo el mundo, casi 750 millones de mujeres se casaron antes de cumplir 18 años y al menos 200 millones fueron sometidas a mutilación genital femenina. Por otro lado, la tasa global de homicidios es cuatro veces más alta entre los adolescentes varones que entre las niñas. Los niños adolescentes son mucho más propensos a ser asesinados por extraños, mientras que casi la mitad de las niñas víctimas de homicidios son asesinadas por miembros de la familia o parejas íntimas.

Estos datos son alarmantes y nos hablan de una situación de inseguridad, violencia y de coartación de la libertad de la niñez  que requiere acciones inmediatas. Los niños deben ser informados sobre sus derechos, incluyendo el derecho a la igualdad de género a través de campañas de concientización y educación. También debemos asegurarnos de que más niños se sientan seguros al denunciar la violencia y puedan encontrar justicia. Esto implica que los parlamentarios debemos escuchar a los niños e incluir sus voces, así como aquellas organizaciones que apoyan sus causas. Es urgente desarrollar, implementar y monitorear políticas públicas para prevenir y combatir la violencia contra los niños y brindar servicios a las víctimas de la violencia.

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Abordar los derechos de la niñez no es un tema aislado, sino que está íntimamente relacionado con los derechos de la mujer. De acuerdo con UNICEF, defender y promover los derechos de la mujer y su igualdad no es solamente una meta en sí misma, sino que también es clave para la supervivencia y el desarrollo de la niñez y para fomentar la existencia de familias, comunidades y naciones sanas.

El entorno en el que se desarrolla la mujer no solamente le afecta a ella, sino también a la próxima generación de niños y de niñas. Las posibilidades de desarrollo al que pueden aspirar los niños y las niñas y el ambiente en el que crecen está estrechamente vinculado con la situación educativa, sanitaria y socioeconómica de la madre. Además, las mujeres son las principales cuidadoras de los niños. Cuando los recursos están en manos de la mujer, hay más posibilidades de que los utilicen en favor de la infancia.

Las políticas de protección a la infancia están estrechamente ligadas con el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la realidad es que el mundo está retrasado con respecto a la concreción de casi todos ellos. Según UNICEF, las consecuencias de ese retraso afectarán principalmente a los niños y niñas. Para lograr avanzar en esta agenda será necesario un compromiso mucho más profundo y un mayor esfuerzo por legislar a favor de la mujer y la niñez de forma integral con el propósito de hacer realidad todos los derechos de la infancia y, de esa manera, lograr el desarrollo, la igualdad y la paz en el mundo.


Diputada federal