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En el mundo existen alrededor de 7 mil lenguas y la tendencia global indica que la mitad de ellas puede desaparecer en los próximos 20 años.
Una lengua es un gran tesoro. Es lo que expresa la concepción del mundo y de las relaciones humanas de todo un grupo humano que la practica.
En México contamos con 68 lenguas y alrededor de 400 variantes, entre las que destacan el náhuatl y el maya. El número de personas que hablan tan sólo estas dos lenguas supera los 2.5 millones de personas.
En la mayoría de los Foros de Consulta Participativa para un Acuerdo Nacional sobre la Educación, han surgido voces de nuestras comunidades indígenas que señalan el abandono en que se encuentran sus escuelas y la falta de aprecio a sus culturas.
Tenemos millones de niñas, niños y jóvenes bilingües que requieren atención.
Asimismo, contamos en el sector educativo con maestras y maestros bilingües que no reciben la capacitación y apoyos que requieren para realizar su tarea educadora.
Ha llegado el momento de trabajar hombro con hombro con nuestras comunidades indígenas para que reciban y generen una educación con equidad y calidad. Para que las lenguas se preserven, enseñen y generen mayor producción escrita. Para que la infraestructura de sus escuelas mejore y la capacitación de sus maestros sea pertinente.
Lo que sucede en el cerebro de una persona bilingüe es algo sorprendente. Diversos estudios concluyen que una persona que cuenta con dos sistemas de lenguaje, desarrolla una mente metalingüística que le eleva la capacidad para resolver retos cognitivos.
El bilingüismo aumenta las conexiones neuronales al resolver en el acto, qué concepto aplicar a un objeto y qué palabra de qué lenguaje lo describe mejor.
El resultado es un cerebro más creativo. ¿Será ésta la explicación, por ejemplo de las variadas formas de organización comunitaria o de las artes populares, conocidas como artesanías, que llenan de asombro al mundo entero y de orgullo a los mexicanos por su poder creativo, colorido, texturas y expresión?
Y es exactamente lo mismo lo que ocurre en el cerebro de un bilingüe que hable noruego e inglés, que un bilingüe que hable zapoteco y español. Por ello, la importancia de impulsar nuestras lenguas, que colocan a México no sólo como una potencia ambiental por su megadiversidad ecológica, no sólo como una potencia turística por su diversidad climática, no sólo como una potencia culinaria por su diversidad gastronómica, sino también como una potencia megalingüística.
Hablar de lenguas nos lleva también al idioma inglés. Este idioma se ha convertido en el idioma global. Un chino se entiende con un francés en inglés. Un brasileño se entiende con un marroquí en inglés. Esa lengua es el idioma de los científicos y de los técnicos y es la lengua que requieren los migrantes para defenderse. Por ello su utilidad.
Lo bello será en varias décadas, ser testigos de lo que sucede en el cerebro de una persona trilingüe. Y quienes estarán en el primer lugar de la fila, serán nuestras comunidades indígenas.
Twitter: @EMoctezumaB