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Hay quienes dicen que los millennials van a definir la elección presidencial, pero no, en realidad cuando uno ve las encuestas se da cuenta de que siempre hay un rubro ignorado, que son los indecisos.
Hay un nada despreciable segmento de la población que parece estar ahí escondido, que no sabe qué es lo que quiere en materia electoral o sencillamente no desea expresarlo.
Por ello, cuando un encuestador pregunta: ¿Por cuál de los candidatos va a votar? responden de manera elusiva: no sé, no me interesa, estoy pensando todavía.
Todas estas respuestas se agrupan en una categoría a la que se le denomina “los indecisos”.
Estas personas “indecisas”, generalmente son ignoradas en los análisis sobre preferencias electorales, aunque muchas veces han llegado a ser clave para resolver una elección.
En la actualidad, al analizar todas las encuestas sobre la elección presidencial de julio de este año, si ustedes se fijan, hay entre el 15 y el 25 por ciento de indecisos.
Esa cifra no es menor y no por carecer de asignación a un candidato debe ignorársele, porque lo que expresa es que hay una enorme cantidad de personas que, dependiendo hacia donde se inclinen, van a resolver la campaña presidencial en favor de uno de los candidatos.
En la elección presidencial del año 2000, los dos candidatos finalistas que encabezaban las preferencias fueron Vicente Fox y Francisco Labastida.
Si recordamos aquellos días, hay hechos muy importantes, no sólo anécdotas, que muestran la capacidad de definir una elección de los indecisos.
Recordemos que Labastida llegó al final de la campaña lidereando las encuestas con dos a tres puntos por arriba de Vicente Fox. Pero, ojo, ¡había once por ciento de indecisos!
Y generalmente los indecisos nunca votan mayoritariamente por el candidato oficial. Generalmente votan por la oposición. Y ese 11 por ciento mayoritariamente se fue hacia la candidatura de Fox. El resultado fue que ganó por seis puntos a Francisco Labastida. Los indecisos se decidieron.
Si tomamos en cuenta ese tipo de experiencias, así como las arrojadas en las elecciones de Trump, y Brexit, nos vamos a dar cuenta que no es que las encuestas no funcionen, como muchos afirman, sino que muchas veces lo que no funciona es la interpretación de las encuestas, porque los analistas no saben cómo manejar a los indecisos y prefieren ignorarlos o asignarlos proporcionalmente con las preferencias expresadas.
Los indecisos simple y sencillamente no quieren decir por quién van a votar o no han resuelto su voto, pero van a estar en la casilla e influenciar el resultado.
Existe otro fenómeno interesante. Un gran número de electores toman la decisión de por quién votar hasta que tienen enfrente la boleta y es momento de elegir a su candidato. Consideremos esto para analizar el futuro de las elecciones de este 2018.
Presidente ejecutivo de Fundación
Azteca. emoctezuma@tvazteca.com.mx
@EMoctezumaB