La niña Fátima Monserrat, de siete años edad, fue dada de alta después de permanecer nueve días hospitalizada por el golpe que recibió en la cabeza luego de caer de un inflable que voló a causa de un torbellino en San Luis Potosí.
La neuróloga pediatra Verónica Montserrat Campos Guevara descartó secuelas a corto plazo a causa de las lesiones, su lenguaje es fluido y puede comer con normalidad, pero deberá valorarse su aprendizaje.
Asimismo, comentó que la paciente recibirá tratamiento psicológico por el impacto emocional derivado del accidente.
“¡Fue un milagro!”, expresó el padre de la menor, Felipe de Jesús Palomares Herrera, poco antes de abandonar el Hospital Ángeles. Su madre María Ovalle tomó a la niña en brazos y la llevó a la capilla de la institución para darle gracias a Dios por la recuperación de su hija.
La menor viajó con sus padres de la ciudad de León, donde tienen su domicilio, a San Luis Potosí para asistir el 28 de mayo a una boda en un salón de fiestas ubicado en la zona norte de esta capital.
Esa tarde cuando Fátima Monserrat s e encontraba en el área de juegos infantiles, el viento jaló y elevó el inflable en el que jugaba.
Luego, el juego salió volando del inmueble, hasta caer de cabeza sobre el pavimento.
La menor ingresó inconsciente al Hospital Ángeles con un edema cerebral severo , por lo que los especialistas le realizaron una cirugía en la cabeza y la tuvieron varios días en observación.
La niña está mejor, comentó su prima Karen Valdez Ovalle.
La paciente salió del hospital con un diagnóstico alentador; sus padres agradecieron a médicos, enfermeras y a la población por sus oraciones y apoyo económico durante esa semana.
La familia de Fátima Monserrat se pronunció por la regularización del comercio y los servicios de inflables, así como la aplicación de protocolos de seguridad para su utilización.
Indicaron que deben aplicarse mecanismos para que no se vuelva a repetir un hecho como la que enfrentaron, en la que se conjugó un fenómeno natural con la falta de medidas de protección a los inflables, pues no estaban enganchados, por lo que se requiere voluntad de las autoridades y compromiso de las empresas.
El padre mencionó que el suceso que golpeó a su hija representa un precedente para que se regularicen ese tipo de juegos infantiles.
“Espero que realmente se haga algo”, dijo.
lsm