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Su motivación es ir al campamento

Aunque está cansado de las intervenciones, anhela ir a California para convivir con otras personas

César Fernando Díaz Lucero Víctima de incendio (Fotos: LUIS CORTÉS)
05/06/2017 |00:29Amalia Escobar / Corresponsal |
Redacción El Universal
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La motivación de César Fernando Díaz Lucero para regresar al hospital Shriners de Sacramento y someterse a otra cirugía más es el campamento de Alfa Ann Roch Burn Foundation, que se llevará a cabo en Fresno, California del 8 al 23 de junio.

Su motivación es ir al campamento

A César le han practicado muchas cirugías desde el día de la tragedia  

Las cicatrices de su cuerpo le recuerdan a diario la tragedia que vivió el 5 de junio de 2009; estaba dormido y despertó sobresaltado por los gritos de una maestra, así como por el llanto de sus compañeros. Todo estaba oscuro y el ambiente denso, cubierto de humo, no le permitía respirar.

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Su madre, Fabiola Lucero Noriega, perdió la cuenta de las cirugías que le han practicado, pues desde un día después de la tragedia, fue trasladado en avioneta al Centro Médico del Occidente de Guadalajara y después a Shriners, en Sacramento, California, Estados Unidos; le han hecho intervenciones múltiples en la mano izquierda, en el tobillo, el cuero cabelludo y ha tenido varios injertos de su propia piel.

Este niño sobreviviente, a quien muchas personas le dicen que tiene mirada de ángel, es inquieto, sonriente, bromista, alegre, juguetón y amoroso con su familia; es aplicado y disciplinado tanto en su vida diaria como en la escuela, y en las terapias de rehabilitación y sicológicas.

Su motivación es ir al campamento

Tiene una mirada de ángel, es inquieto, sonriente, bromista, alegre, juguetón y amoroso 

Los constantes problemas que le provocan las cicatrices que con facilidad se le abren no interrumpen su desarrollo normal. Como cualquier niño, juega futbol y beisbol, no le importa traer sangrados sus brazos, piernas y hasta la cabeza. También le gusta escuchar música moderna en inglés y bailar.

Tiene 11 años y es muy fuerte en su carácter. Cuando se buscó a su madre para la entrevista, la señora Lucero se rehusó, ya que cada vez que se acerca un aniversario más del incendio revive ese pasaje trágico; pero César Fernando en forma determinante le dijo: “Mamá, yo sí quiero dar la entrevista, dile que sí”.

Al recibir un año más a EL UNIVERSAL, sentado en un sillón de la sala, César Fernando tenía en sus manos una revista de la fundación que organiza los campamentos y dirigió la plática a su tema favorito en ese momento.

Incluso, recordó que el pasado 10 de mayo le regaló a su madre un cuadro de “pendientitos” —bordado por él mismo— donde colocó la solicitud de inscripción al campamento que está en la entrada de su casa, para que su madre tenga presente su deseo.

Un “ranchero” de corazón

Con entusiasmo comentó que a pesar de ser la quinta ocasión que asistirá al campamento en California, espera con ansias el 8 de junio para volver a ir y divertirse.

Mostró la revista que tenía guardada en su recámara, la hojeó y con orgullo comentó que pertenece al grupo de Los Rancheros; presentó a su equipo y mostró fotografías del campamento del año pasado. En ese anuario está su fotografía. “Del campamento me gusta la comida, los juegos, pero hay reglas”.

“Nos dan al último un diploma de qué hemos sido mejor. Me dieron el de ordenado”.

Su motivación es ir al campamento

Quiere ir de campamento a California para divertirse

Ya tiene dispuesto el vestuario que se pondrá la noche de gala, donde están un rato los pequeños, después Los Rancheros y luego se quedan los grandes.

A pesar de que es un niño fuerte y ha superado varias operaciones múltiples, César Fernando ya no quiere más intervenciones, y no sólo porque está cansado, tiene miedo y no sabe por qué, según confesó.

Derivado de esta situación, su madre, preocupada, mencionó que su hijo tiene terapias especiales para manejar las emociones y quitarle ese miedo, ya que en dos ocasiones han estado en Shriner a punto de someterlo a cirugías para colocarle expansores en la cabeza y se han tenido que regresar porque no quiere.

“Este año le flojeó, me dijo: ‘Mamá, no quiero estar en nada, quiero descansar y déjame libre los viernes, nada de terapias’”, relata Fabiola.