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Por una golpiza a principios de enero pasado, “Ella” perdió a su bebé. Hoy tendría unos cinco meses de embarazo. “Ella” pidió que la llamen así por pena de dar su nombre verdadero. Tiene 25 años y es madre de una niña de seis, que muchas veces ha sido testigo de maltratos, y que también fue víctima de él porque le pegaba, aunque “Ella” aseguró que “sólo cuando la niña se portaba mal”.
Hablar de lo sucedido, para “Ella” no fue fácil. Con un rostro impenetrable abrió la puerta de su casa en una colonia de calles empedradas en la periferia de la ciudad de Colima.
Antes de iniciar la charla, pidió que no se utilice el nombre de él “para no quemarlo”. Lo conoció hace dos años, cuando “Ella” laboraba en un negocio de cosméticos en el municipio conurbado de Villa de Álvarez.
“Yo estaba muy a gusto en mi trabajo, pero él me decía que no necesitaba trabajar, que él me mantenía, que yo me dedicara a tener la casa bonita y atendiera a mi hija. Él decía que a la niña la quería como suya y al principio ella jugaba mucho con él. Yo estaba muy pendeja”.
Después de que “Ella” abandonó su trabajo, él le empezó a restringir el dinero que le daba para el gasto y le empezó a prohibir que saliera con su familia o amigas.
“Me empezaba a gritar bien feo, se encendía y se ponía como loco”, hizo una pausa. Con lágrimas rodando sobre sus mejillas contó que hace un año fue la primera vez que él la agredió físicamente. La tomó tan fuerte de un brazo que le dejó una marca que le duró más de un mes. Así empezó el martirio.
“Me gritaba y me humillaba, me decía que yo no servía. Me decía que las mujeres sirven para lo mismo. Me jalaba los cabellos y me jalaba del brazo, pero al principio no me pegaba. Hasta un día que llegó tomado”.
Ese día le dio su primera patada. La segunda vez que la pateó “Ella” perdió a su bebé. Entonces él se fue de la casa y no ha regresado. No lo denunció y aún lo ama.
En Colima, historias como ésta, vidas como la de “Ella” transcurren en la normalidad del silencio, sin consecuencias para los agresores, sin alivio para las víctimas.
Cada seis horas, una mujer víctima de violencia en Colima pide ayuda.
Estadísticas del Informe de Indicadores del Banco de Datos e Información Sobre Casos de Violencia Contra las Mujeres en el portal de internet del Instituto Colimense de las Mujeres revelan que tan sólo del 1 de noviembre de 2016 al 15 de abril pasado, 566 mujeres acudieron ante alguna instancia gubernamental u organización civil a pedir apoyo como víctimas de algún tipo de violencia.
Durante cada uno de esos 166 días, cuatro mujeres pidieron apoyo porque fueron agredidas. No obstante, pocas denunciaron al victimario ante un agente del Ministerio Público. De los 566 casos, en 228 acusaron violencia sicológica, en 136 violencia económica, en 125 violencia física, en 38 violencia patrimonial, en 37 violencia sexual y en dos “otro” tipo de violencia.
Cifras a la alza. Registros del gobierno de Colima advierten que de 2003 a 2014, 105 mujeres fueron asesinadas. Esos datos en una entidad con 10 municipios y menos de 800 mil habitantes son suficientes para alarmar. En 2015, medios de comunicación locales publicaron 18 feminicidios.
En 2016 el Instituto Colimense de las Mujeres reportó 50 fallecidas y 40 tentativas de asesinato. En lo que va de este 2017, suman al menos 17 casos de mujeres victimadas.
El 22 de diciembre de 2014, un grupo interinstitucional colimense presentó ante la Comisión Nacional Para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), de la Secretaría de Gobernación (Segob), una solicitud de declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para el estado de Colima.
Transcurrieron más de dos años y tres meses, y el gobierno federal aún no emite la alerta.
María del Carmen Nava Pérez, directora del Centro de Apoyo a la Mujer Griselda Álvarez A. C. (CAM), firmó el documento entregado en 2014. Hoy reconoce una tendencia a la alza de la violencia feminicida y alerta sobre la constante de silencio de las víctimas. “La presentamos porque veíamos que no bajaban los casos, al contrario, y no nada más de los feminicidios, sino de todos los intentos y la violencia cotidiana. Tampoco había coordinación entre las instituciones. Y a partir de que se presenta la solicitud, las cosas se empiezan a mover. El gobierno ha puesto atención”, explicó Nava Pérez.
“Más de la mitad de las mujeres colimenses han vivido una situación de violencia, entonces esas son mujeres que no han denunciado. Aquí han venido con las huellas en el cuello, porque las acababa de golpear su pareja y no han querido denunciar”, concluyó la directora del Centro de Apoyo a la Mujer Griselda Álvarez A. C.
Y no obstante que hace unas semanas el gobernador, el priísta José Ignacio Peralta Sánchez se comprometió a aceptar la Alerta de Violencia de Género (AVG) en los términos que la emita el gobierno federal, y que la semana pasada el Congreso del estado aprobó exhortar a la Secretaría de Gobernación para que emita la alerta, todavía no llega.