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Ignorados, enfermos y sin respuesta institucional favorable, los 77 tzotziles, ex trabajadores del Ayuntamiento de Chamula, que exigen el pago de 4.5 millones de pesos por salarios devengados, retiraron hoy el plantón y la huelga de hambre que durante 10 días mantuvieron afuera del Congreso del Estado, en Tuxtla Gutiérrez.
Patricia Díaz López, vocera de los inconformes, dijo que optaron por retornar a sus comunidades por el riesgo de la salud de los ayunantes, quienes vuelven con problemas gastrointestinales, en medio de la apatía y el desinterés del gobierno del estado y de los diputados de la LXVI legislatura para atender sus demandas.
Los indígenas exigen el pago de un adeudo de 13 quincenas que ascienden a 4 millones 581 mil pesos; demandaban que los legisladores obtuvieran un punto de acuerdo para que la Secretaría Estatal de Hacienda dispusiera del recurso financiero para las liquidaciones.
El adeudo corresponde a siete meses de salario del periodo correspondiente de octubre de 2015 al 15 de abril de 2016. Los tzotziles se desempeñaban en diferentes áreas de la administración del alcalde Domingo López González, quien fue asesinado en la sede del yuntamiento por una turba enfurecida el 23 de julio de 2016.
En el plantón se encontraban niños, niñas, dos mujeres embarazadas y tres que amamantaban.
Díaz López dijo que retornan para preparar nuevas estrategias, en las que no descartan la mediación del alcalde de Chamula, Mario Santis, quien aunque ha expresado “buena fe y voluntad” para atender la demanda de pagos, también les ha dicho que el presupuesto local se encuentra “debidamente etiquetado y no prevé liquidaciones de sueldos atrasados”.
La mujer denunció el desinterés y la apatía del gobierno estatal y de los diputados locales durante los 10 días de protestas pacíficas.
“Nos vamos porque no vale la pena exponer nuestra salud y nuestras vidas ante un gobierno inerte a todo el sufrimiento de nuestra gente; nos vamos sin atención, el gobierno sólo hace caso cuando venimos a hacer desastre, quebramos, y quemamos carros o cuando los dejamos patas pa' arriba”, acusó.
Díaz López enfatizó que la protesta fue pacífica, “pero ni siquiera los voltearon a ver para preguntarnos cuáles eran nuestras demandas; los diputados cerraron el recinto”.
La socióloga criticó el desprecio de autoridades y legisladores que “no se tocaron el corazón al verlos tirados”, pese a que los pueblos originarios han hecho posible que “ellos estén sentados en el curul, y si tienen poder es porque nosotros se lo otorgamos”.
Ante las próximas elecciones “con qué cara nos pedirán el apoyo cuando hemos vivido en carne propia” su indiferencia y falta de gestión institucional.
iha