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Rarámuri queda en séptimo lugar en supermaratón de Francia

Silvino Cubesare combina su vida como agricultor y atleta profesional

Los premios que ha recibido Silvino Cubesare le han dejado compensaciones económicas que van de los 25 mil a los 40 mil pesos. (CORTESÍA)
28/05/2017 |00:19Redacción |
Redacción El Universal
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Después de correr por casi nueve horas, el indígena tarahumara Silvino Cubesare terminó en séptimo lugar en la categoría de 64 kilómetros de la Ultimate Race Marsella 2017.

El exigente ultramaratón que se realiza en el sur de Francia contó con la participación de cuatro corredores rarámuris como invitados distinguidos, puesto que además de Silvino, participaron Arnulfo Químare, Ignacio Estrada y Miguel Lara Viñega.

Los tres últimos participaron en el circuito de 135 kilómetros. Arnulfo quedó en séptimo lugar y Quirino en octavo, después de 22 horas de recorrido. Miguel abandonó la carrera después del kilómetro 70, por un dolor en la rodilla. Los indígenas tarahumara, conocidos como pies ligeros, son corredores excepcionales, dotados de una resistencia física inusual; corren por las barrancas de la sierra con huaraches. Se hidratan con pinole.

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Pies ligeros. Hace tres semanas la mayor preocupación de Silvino Cubesare era la vaca que le robaron en su rancho, en la Sierra Tarahumara, en Huisuchil, Batopilas, Chihuahua.

Desde que Silvino empezó a correr en competencias, hace casi 20 años, se las arregla para combinar su vida como agricultor y como atleta profesional. Una le da de comer y con la otra puede pagarles la educación a sus seis hijos.

Los premios que ha recibido también le han dejado compensaciones económicas que van de los 25 mil a los 40 mil pesos.

Cuando Silvino recibió la llamada que le avisaba que el gobierno municipal de Guachochi le iba a pagar los gastos para correr en Francia este mes, no tenía ni cinco días de haber llegado a su rancho de otra competencia.

Apresuró el paso con la siembra de maíz, dejó a las vacas libres, “ellas ya saben qué hacer”, y tomó camino a Guachochi para ver a sus hijos, quienes estudian ahí la primaria y la secundaria. Pasó dos noches con ellos y salió hacia Chihuahua para luego tomar un avión que lo trajo a la Ciudad de México, donde el lunes esperó unas horas para iniciar el largo viaje a Europa.

“Creo que me paso más tiempo fuera que en Guachochi o en el rancho, no estoy más de una semana. Ya no soy de Guachochi o de Huisuchil, soy de todos lados”. En 2015, el corredor protagonista del libro Nacidos para correr, de Christopher McDougall, corrió, además, rutas tradicionales como las de Urique y Guachochi, en Japón y España; en la primera no terminó y, en la segunda, ganó.