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estados@eluniversal.com.mx
A pesar de que la construcción de la supercarretera San Cristóbal de las Casas-Ciudad Cuauhtémoc (frontera con Guatemala) no ha concluido, indígenas y campesinos levantaron 30 topes en un tramo de 38 kilómetros que va de Amatenango del Valle a Comitán de Domínguez.
Habitantes de 13 comunidades pusieron los topes de concreto sobre la carretera para exigir que se incluyeran en las obras casetas para el descenso y ascenso de pasajeros, puentes peatonales, pasos a desnivel de vehículos y casetas de vigilancia.
Anteriormente, en marzo de 2016, indígenas de las comunidades La Floresta, en el municipio de Comitán, y Hierba Buena, en Pueblo Nuevo Solistahuacán, cerraron la carretera a la altura del kilómetro 138, donde retuvieron maquinaria pesada de dos constructoras que trabajan en la vía, pidieron una cuota de 50 pesos para el paso de unidades, y retuvieron varios vehículos oficiales, lo cual fue denunciado en la Fiscalía de Distrito, donde se abrió la carpeta 389/2016.
Los inconformes demandaban la construcción de puentes peatonales, pasos a desnivel para vehículos y casetas, así como el pago de 5 millones de pesos en efectivo.
Estas acciones fueron repetidas por habitantes de otras comunidades asentadas al lado de la supercarretera, en el tramo de Amatenango del Valle-Comitán de Domínguez, y ante la falta de atención a sus demandas construyeron por su cuenta los topes.
Los comuneros aseguraron que tomaron esa medida porque el coordinador de Vías de Comunicación de la Secretaría de Caminos del Gobierno del Estado, Raúl Ramírez, no cumplió con la construcción de las obras que demandaban desde 2016 y que realizaría la constructora Yalelmchem.
Sin embargo, otros pobladores, a la altura de la comunidad Guadalupe Salvatierra, en Comitán, justificaron que la instalación de los topes fue “para evitar accidentes de tránsito”.
Por su parte, en la comunidad Chacaljocom, se levantaron unos ocho topes, principalmente en puntos donde se ubican restaurantes y negocios de muebles y venta de automóviles, a fin de generar paraderos y poder comerciar con los conductores.
Los afectados. Automovilistas particulares y prestadores de servicios turísticos se han quejado por los topes instalados por los comuneros, pues aseguraron que éstos sirven para que la delincuencia cometa delitos.
De hecho, en esa zona han sido asaltados un autobús de la línea Cristóbal Colón, que se dirigía a Tapachula y camiones cargados con maíz, abarrotes, trastos, jabón y cloro.
Cuando los automovilistas reaccionaron por los obstáculos en la carretera, el diputado federal por el PVEM, Luis Ignacio Avendaño Bermúdez anunció el inicio de una campaña para retirar los 30 topes en la vía a través del lema: “(Si) vos no querés topes. (Entonces) no andés tan fuerte” y pidió a los automovilistas que no circularan a exceso de velocidad por la nueva carretera “para evitar accidentes”.
La campaña también recaudó más de 100 mil firmas que serían entregadas a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes con el fin de que se levantaran los topes en la supercarretera, la cual tuvo una inversión de 500 millones de pesos, del kilómetro 130 al 170 y donde trabajaron 12 constructoras.
El legislador por el octavo distrito, con cabecera en Comitán de Domínguez, defendió la construcción de la supercarretera, pues señaló que la obra había traído “beneficios” para habitantes de localidades de las regiones Fronteriza, Sierra y Altos de Chiapas, porque en varios puntos las constructoras revistieron caminos.
Antes de que las comunidades levantaran los 30 topes, el presidente del Congreso local, Eduardo Ramírez Aguilar, presentó una iniciativa de ley para retirar todos los topes que hubiera en las carreteras de Chiapas, lo cual fue ignorado por los indígenas y campesinos que levantaron los obstáculos en las vías.
Incluso, la propuesta fue ignorada a tal punto que ninguno de los 300 topes que hay en la carretera que va de San Cristóbal de las Casas a Palenque (que cuenta con 210 kilómetros), fue levantado para mejorar la circulación.
La presencia de topes en las carreteras de Chiapas ha sido criticada hasta por el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, quien ha cuestionado que se construyan “sin ninguna justificación”, pues provocan retrasos en los automovilistas y problemas de salud entre las personas.
El obispo explicó que para ir de San Cristóbal de las Casas a Comitán de Domínguez, antes se hacía una hora y media, pero “ahora son casi dos horas, mientras que para ir a Palenque, antes el recorrido lo hacíamos en cuatro horas, pero hoy son cinco horas de viaje”.
Arizmendi indicó que en una ocasión indígenas de San Juan Chamula, con picos, barretas y palas destruyeron varios topes que habían levantado en la carretera a ese municipio, debido a que consideraron que no eral útiles para la entrada y salida a su comunidad.
El diálogo. A principios de abril, el alcalde de Comitán de Domínguez, Mario Antonio Guillén Domínguez y el Secretario de Obra Pública y Comunicaciones, Jorge Alberto Betancourt Esponda, consiguieron que campesinos de la comunidad San Antonio Bellavista, retiraran seis topes que habían levantado, sin autorización.
Tras dialogar con los comunitarios, el funcionario logró que fueran destruidos más de 28 topes instalados en la supercarretera y a la fecha sólo quedan cuatro “reductores de velocidad” entre El Durazno y Laguna Larga y entre Cruz Quemada y San Marcos.
Betancourt Esponda explicó que el retiro de los topes se logró después de llevar a cabo la construcción de puentes subterráneos, pasos peatonales, casetas, y zonas para descenso y asenso de pasaje, que era la principal demanda de los comunitarios.
El pasado 8 de mayo, el gobernador Manuel Velasco recorrió la supercarretera que fue ampliada de siete metros de ancho a 12 metros.
Durante el evento, el mandatario anunció que continuará la ampliación en el tramo de Amatenango del Valle a San Cristóbal de las Casas, pero no dio a conocer el trazo previsto, ya que de seguir por la Panamericana atravesaría por decenas de pueblos que han levantado unos 50 topes.