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Dos caminos de cazuelas de mole verde y rojo, arroz, tequilas y otras artesanías cubren la explanada del zócalo capitalino en la “Feria Gastronómica del Mole Morelense”.
Temprano llegaron mujeres de diferentes municipios se dieron cita para difundir la diversidad culinaria de la entidad y así impulsar la economía local a través de la degustación del mole.
Mujeres originarias de Tepalcingo, Hueyapan, Cuentepec, Ayala y otros municipios elaboraron hasta dos cazuelas de diferentes moles, otras en un metate elaboraron tortillas y tlacoyos.
María Torres, de la comunidad indígena de Hueyapan, limpio su metate y de inmediato machacó chile ancho, chile pasilla, ajonjolí, avellana, nueces, pasas, cacao, ajo, y otros ingredientes de cuya mezcla obtuvo tres kilos de mole en masa. Cada cuarto de kilo costó 35 pesos.
A María le enseñaron sus abuelos y desde entonces muele para vender pero también para consumo propio debido a que los habitantes de su comunidad se dedican a la elaboración de mermeladas y licores de frutas de temporada.
En la feria gastronómica abundan las recetas para elaborar el tradicional platillo mexicano. Unos saborean el mole de pipián con tamales de ceniza originario de Tepalcingo; el mole rojo de Tetela del Volcán para cuya elaboración se requieren más de 20 ingredientes y se sirve con tamales de frijol o tamales de anís.
El mole rojo de Cuentepec, en Temixco, se sirve con frijoles ayocotes y tortillas hechas a mano o tlacoyos, dijo Victorina Nava Olivares quien aprendió a elaborar el mole cuando tenía 20 años y desde entonces lo prepara para consumo familiar y para las fiestas grandes que se celebran el 29 de septiembre y 20 de enero.
Victorina Nava contó que para su elaboración se requiere por lo menos dos días.
“Nada más yo lo sé preparar, mis hijas dicen que van a aprender pero todavía no quieren, por eso les digo que aprendan si ya no vivo ya no van a comer mole”, expresó.
En un pequeño espacio de la explanada del zócalo colocó su puesto donde además preparó tlacoyos elaborados de frijol con sal y tequesquite, un sazonador utilizados desde tiempos prehispánicos.
Al festejo se unió la presidenta del DIF en Tepalcingo, Susana Domínguez, quien aprovechó el momento para elaborar tortillas en un metate y posteriormente coserlas en un comal de barro para la degustación de los asistentes.
"¡Estamos preparando mole rojo y verde con arroz y tortillas, pásenle, pásenle!" decían dos mujeres quienes apresuraban a servir los platillos. Una de ellas contó que algunos de los ingredientes fueron canela, pan tostado, tortilla dorada, chiles ancho y pasilla después fue sazonado y molido hasta obtener una masa que después disuelven el caldo de pollo; una tradición heredad de sus antepasados. Su venta se encuentra en los mercados o en la casa de los que la elaboran, principalmente para la Feria de Tepalcingo que se realiza entre febrero y marzo.
“Lo aprendí con mi mamá y vecinas, mis hijas no lo hacen porque tienen otra profesión pero lo manejamos como negocio familiar”.
En Ayala, el platillo prehispánico, se prepara con chile ancho mulato, pasilla, ajonjolí, cacahuate, almendra, nuez, pasas, plátano pan y tortillas pero también para consumo familiar y el precio por platillo con carne de codorniz se oferta en 50 pesos.
afcl