Más Información
Diputadas reafirman compromiso en 25N; María Teresa Ealy impulsa la prevención, protección y el empoderamiento
Ejército envía 100 elementos de las Fuerzas Especiales a Sinaloa; realizan labores de vigilancia en la entidad
“No habrá democracia plena mientras persistan desigualdades de género"; Rosa Icela Rodríguez llama a formar parte activa
Noroña se lanza contra Trump; qué aranceles deberíamos poner hasta que dejen de exportar armas y consumir drogas, cuestiona
Magistrada Mónica Soto defiende labor del Tribunal Electoral; sentencias han sido apegadas a la Constitución, afirma
INE analiza propuesta de Taddei para secretaría Ejecutiva; candidata está señalada por malversación de fondos
Eva Reyes tiene 57 años y vive en Villa Nazareno, una localidad de Durango de menos de 7 mil habitantes. Desde allá viajó casi una hora en camión hasta Torreón sólo para sumarse a la marcha de madres de desaparecidos.
Su hijo Manuel Moisés Aguilera Reyes, de 17 años, desapareció el 14 de agosto de 2010 en Villa Nazareno. Eva explica que Manuel estudiaba la preparatoria y era un adolescente comprensivo y cariñoso.
“Es muy triste ahora un 10 de mayo, ese dolor no lo quita nadie. Ya no se festeja, como antes, ya no, siempre hay dolor”, explica la madre de Manuel.
El hijo de Eva es apenas uno de más de 31 mil desaparecidos que hay en México, según cifras del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), y Eva es una de las madres con el corazón acuchillado que conforman el Grupo Vida de Torreón, el cual realiza cada semana búsquedas en ejidos o parajes alejados.
Buscar ausentes. El grupo de Eva sólo es uno del ejército de colectivos de búsqueda que se han constituido en todo el país. En Guerrero hay cinco grupos de familias de desaparecidos, en Tamaulipas nueve, en Coahuila cuatro. Los hay en Veracruz, Jalisco, Michoacán, Nuevo León. En cada una de esas entidades las familias se enfrentan a la inacción de las autoridades para encontrar a los suyos.
Un país que busca. Gritos de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” y sentimientos de un día que ya no se festeja se vivieron en otras ciudades como Monterrey, Morelia, Cuernavaca, Acapulco, Chilapa y Ciudad Victoria.
En Morelia, organizaciones civiles y madres marcharon para reclamar un alto a las desapariciones.
En Cuernavaca las madres exigieron a las autoridades la presentación con vida de sus hijos, así como la aprobación de la Ley de Desapariciones Forzadas. También reclamaron un rastreo detallado en las fosas de Tetelcingo, como el realizado en Jojutla, donde en 2014 inhumaron decenas de cuerpos sin necropsias, carpetas de investigación ni pruebas genéticas.
En Monterrey, madres de desaparecidos de la Agrupación de Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León (Amores) se concentraron frente al Palacio de Gobierno para exigir a las autoridades intensificar la búsqueda de sus seres queridos.
Consuelo Morales, coordinadora de Ciudadanos en Apoyo a Derechos Humanos (Cadhac), comentó que las madres de desaparecidos se enfrentan a la criminalización de sus familiares.
En Guerrero, familias de Acapulco protestaron en el asta bandera para exigir la presentación con vida de sus hijos. Los familiares de los desaparecidos de Chilapa conmemoraron dos años de la irrupción de unos 300 civiles armados que se llevaron a por lo menos 30 personas.
En Ciudad Victoria, decenas de madres de desaparecidos marcharon en el centro de la ciudad e inauguraron una exposición de bordados con nombres de sus familiares.
En Veracruz, el colectivo Solecito convocó una marcha en el puerto, en la cual exigieron la destitución del fiscal Jorge Winckler, a quien acusaron de criminalizar a los desaparecidos.