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El obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, pidió respetar la vida, la dignidad y los derechos de los niños ante las acechanzas de los abortos legalizados, la violencia, la drogadicción, el alcoholismo y la creciente pobreza en México.
El prelado expresó su preocupación por el aumento de los abortos derivados de relaciones sexuales prematuras e irresponsables.
“Es un crimen horrendo”, acusó que en la legislación de la Ciudad de México se hayan dado tantas facilidades para abortar; en un período de 10 años se llegó a la “la espantosa cantidad” de más de 76 mil abortos legalizados, “que son verdaderos asesinatos de niños inocentes e indefensos".
“Eso no es adelanto en la civilización, sino un atraso total en humanidad”, alertó el líder católico a través del documento “Los niños, nuestra prioridad”.
Preocupa también la facilidad con la cual los niños acceden a la pornografía en los medios electrónicos sin ningún control, “abandonados por sus propios padres, que a veces son los primeros en caer en esas redes pervertidoras”, agregó.
En el marco del Día del Niño, Arizmendi Esquivel alertó que muchos niños no crezcan sanos “en el cuerpo, en la mente y en el espíritu” porque con frecuencia el padre los abandona, y no se responsabiliza de su vida y su crecimiento, debido al alcoholismo y la violencia doméstica”.
“Un factor más en contra de los infantes es la pobreza en muchos hogares, donde los niños son obligados a trabajar, bajo amenaza de dejarlos sin comer si no lo hacen.
“Aunado a la grave explotación infantil que algunos adultos los alquilen para vender por las calles, sin una justa retribución por su trabajo”.
Arizmendi Esquivel exhortó a la unidad familiar y no abandonar a los hijos, y ante la incomprensión conyugal centralizar los derechos de los niños como prioridad, ya que “abandonar a los hijos irresponsablemente es un crimen que se paga muy caro en la vida”.
Destacó a los padres la importancia y la trascendencia de los valores humanos en la educación y formación de los hijos, mediante el diálogo, la comprensión, el apoyo y el ejemplo.
“Una educación basada en la justicia, la responsabilidad, la solidaridad, el estudio y el trabajo para que los niños no se malacostumbren a sólo recibir y exigir, pues hay pequeños trabajos según la edad, que son educativos para la formación positiva personal, familiar y social”, reiteró el obispo chiapaneco.
afcl