“No odio migrante”, reza la manta que Víctor y dos migrantes más sostienen mientras cruzan por el río Suchiate a territorio mexicano de manera irregular, así comienza el Viacrucis del Migrante, acompañados de observadores internacionales.
El pequeño grupo recorre las calles del pueblo de Ciudad Hidalgo, cuya alcaldesa junto con su esposo, un ex director del Registro Civil de esa localidad fronteriza con Guatemala, están acusados de otorgar actas de nacimiento de manera irregular a centroamericanos para que votaran por ella en los comicios.
A una temperatura de 38 grados, el grupo de migrantes camina unos 12 kilómetros hasta Tapachula; hacen su primera parada en el albergue Belén, donde se suman medio centenar de hombres y mujeres. Una salvadoreña, quien pide guardar su identidad, carga en brazos a su niña de escasos 24 días de nacida y lleva también a su hijo de tres años. Cuenta que se quedaron huérfanos debido a que integrantes de las pandillas asesinaron a su papá por no pagar la cuota.
Al ser sentenciada a muerte junto con sus hijos, huyó a México y pidió refugio a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), pero se lo negó, por ello, la organización Cultura Migrante junto con otras organizaciones defensoras de derechos humanos llevarán el caso a EU. El coordinador de la caravana, Cristóbal Sánchez, explicó que el objetivo es dar acompañamiento a los migrantes durante el trayecto a EU y denunciar que Comar está negando refugio a personas que sus familiares fueron asesinados en su país de origen, además de que ellos también están amenazados de muerte.