Hace más de cuatro años, Estefanía Canela Hernández decidió abandonar su natal Coatzacoalcos, Veracruz, e ingresar a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La soldado es elemento de la Policía Militar y parte de su actividad es participar en puestos itinerantes de revisión, en busca de drogas o armas ilegales.
Madre soltera, tuvo que dejar en su tierra a su pequeña que tiene un año ocho meses de edad, bajo el cuidado de su madre, para laborar en la VIII Región Militar, con sede en Santa María Ixcotel, Oaxaca.
“A mi hija la veo muy pocas veces, trato de hacerlo lo más posible, pero son acaso dos veces al año. Es una niña muy inteligente que sí resiente mi ausencia, pero me tengo que acostumbrar; lo hago por ella y me gusta mi actividad, estoy satisfecha con lo que hago”, narra.
Ella dice que su familia está orgullosa de su trabajo, pese a las dificultades y los riesgos.
“Es un poco difícil, porque muchas veces uno no se acostumbra a ciertas actividades, pero me gusta lo que hago, es una gran satisfacción tanto personal como para mi familia. En lo personal está muy orgullosa mi mamá, nunca se imaginó que me fuera gustar esta carrera”, explica.
La joven que resalta por sus labios pintados, mejillas chapeadas y uñas bien cuidadas, con un tono discreto, añade:
“El ser militar no está reñida con lo femenino, no impide ser mujer como tal, nos podemos arreglar siempre y cuando no se caiga en la exageración”.
Explica que ha sentido temor durante los operativos, aunque se sobrepone para desempeñar su labor sin prejuicios ni miedos.
“En los puestos militares a nosotras nos toca revisar al personal femenino, en la aplicación del programa de lucha contra el narcotráfico o en busca de armas sin permiso. Hasta cierto punto es riesgoso, porque nos trasladamos en vehículo hasta el puesto estratégico; uno no sabe los peligros en el camino”, expone.
En el Día del Ejército, el 19 de febrero, mientras la mayoría festejaba la fecha, a Estefanía le tocó cubrir su guardia a lo largo de una de las vialidades en el interior de la Región Militar, ataviada con su uniforme de Policía Militar.
“Me gusta, estoy satisfecha con lo que hago. Es pesado, pero me gusta. Acá voy a seguir, porque primero Dios, le quiero dar un buen futuro a mi hija”, cierra la mujer, con una carrera técnica de secretariado.
Crecimiento paulatino
De acuerdo con el capitán segundo de Fuerza Aérea Controlador de Vuelo, Diplomado de Estado Mayor Aéreo, Antonio Aguilar Hernández, cada vez más mujeres ingresan a las fuerzas armadas y ya no es tarea exclusiva de hombres.
En esa región castrense suman 228 mujeres enlistadas en distintas actividades e incluso en el Sexto Regimiento de Artillería se desempeña una subteniente de Artillería, egresada del Heroico Colegio Militar, Karla Janet Hernández Raymundo.
Antes de entrar a la milicia, todo aspirante, incluyendo ellas, tiene que pasar dos meses de entrenamiento físico y táctico; en Oaxaca se realizan en las instalaciones de la 44 Zona Militar, con sede en Miahuatlán de Porfirio Díaz.
“Las mujeres estaban restringidas al área de la salud, concretamente en enfermería. Ahora están en todas las áreas, ya no están limitadas a una función”, explica.
Reconoce que para las mujeres es más difícil desempeñarse en el Ejército por el doble rol que cubren como madres y responsables de un hogar. “Y es mucho más mérito que realicen su labor con cariño, con esfuerzo, con amor por el Ejército y por nuestro país”, dice.
El mando recuerda que el 27 de enero de 2009 en el Colegio del Aire en Zapopan, Jalisco, otra oaxaqueña, Andrea Cruz Hernández, realizó su primer vuelo en un Bonanza F33-C; fue una de las ocho primeras mujeres con la carrera de Licenciada en Ciencias Militares Piloto Aviador y concluyó su preparación en julio de 2011.