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jorge.ramos@eluniversal.com.mx
El penal de Aguaruto, de donde se fugó el hijo de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, opera en medio de la corrupción, fragilidad en su esquema de seguridad y los internos gozan de lujos.
Imágenes obtenidas por EL UNIVERSAL de las cámaras de video de esa prisión muestran a los reos con teléfonos celulares, consumiendo marihuana y cocaína, con pantallas de plasma en sus habitaciones, salas y hasta con sexoservidoras.
En una de las fotos se observa a varios reos usando teléfonos móviles, lo cual está prohibido por la ley y reglamentos del propio penal.
En otras se observa a mujeres que ingresan y, según las fuentes estatales consultadas, se trata de sexoservidoras. De acuerdo con autoridades de la entidad, en otra de las fotografías un individuo está presuntamente consumiendo cocaína.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su recomendación general 18/2010 alertó de la situación en los centros penitenciarios del país, en particular del llamado “autogobierno”.
Según las autoridades de Sinaloa, el “autogobierno” aumenta la violencia en el interior de los centros penitenciarios y el tráfico de drogas, como han podido constatar en los videos.
Incluso tienen privilegios y tratos especiales como estancias amplias hasta con sala, televisión modernas y telefonos celulares.
En el penal de Aguaruto estaban recluidos Juan José Esparragoza Monzón, El Negro; Alfonso Limón Sánchez, El Limón; Jesús Peña González, El 20; Rafael Guadalupe Félix Núñez, El Chanquito Ántrax, y Francisco Zazueta, El Pancho Chimali, pero se fugaron el jueves pasado.
Chimali y Esparragoza Monzón acababan de ingresar al penal hace casi un mes.
El 19 de enero, los otros tres reos fueron cambiados a una cárcel de Los Mochis, porque el gobierno estatal tuvo información sobre sus preparativos de escape.
Sin embargo, como las autoridades penitenciarias no tenían autorización para cambiar a los tres procesados, tuvo que regresarlos a Aguaruto, de donde huyeron presuntamente por la puerta principal junto con su líder.
Esta cárcel cuenta con 2 mil 412 presos, de los cuales 500 enfrentan cargos federales, por lo que el gobierno estatal ha planteado la urgencia de trasladarlos a centros de readaptación social federal para impedir fugas o contacto con presos comunes.
Los datos obtenidos de fuentes oficiales señalan que el centro penitenciario de Aguaruto ha estado relacionado con grupos de la delincuencia organizada, cuya premisa es el control del penal.
Aguaruto, la crisis permanente. Entre 2005 y 2016 ha habido ocho intentos de evasión; se concretaron 18 fugas, en las cuales 46 personas lograron su objetivo; registra al menos un motín; 24 suicidios; 149 riñas, de las cuales tan sólo en los primeros cinco años ocurrieron 145, lo cual refleja el peor momento de inestabilidad.
También entre 2005 y 2010 hubo 54 asesinatos en el interior de Aguaruto, mientras que de 2011 a 2016 el registro oficial es de nueve.
El año pasado, todavía en la gestión de Mario López Valdez, hubo 14 revisiones al interior de esta cárcel, en las que encontraron pistolas tipo escuadra, armas de asalto MP-5, así como cargadores distintos, y hasta granadas de fragmentación.
En esas revisiones policías del estado también encontraron cocaína, marihuana, dinero en efectivo, tabletas electrónicas, celulares, transmisores de internet de banda ancha, cables USB, entre otros objetos.
De acuerdo con autoridades consultadas, el “autogobierno” persiste en Aguaruto. La actual administración arrancó con el comienzo de 2017.
Población de peligro. Hoy, José Mario Rodríguez Murillo, jefe de custodios del penal de Culiacán, está desaparecido desde que se notificó la fuga del hijo de El Azul, por lo que se presume su complicidad.
El reclusorio de Culiacán data de 1969. Por sus celdas han desfilado viejas figuras ligadas al tráfico de las drogas, como las de Manuel Salcido Uzeta, El Cochiloco; Miguel Ángel Lugo Beltrán, El Ceja Guera, entre otros, se convirtieron en leyendas, por sus evasiones espectaculares de este penal.
Construido en una superficie de 125 mil metros cuadrados, a un costado de la carretera Culiacán-Navolato, en la sindicatura de Aguaruto, el Centro de las Consecuencias Jurídicas del Delito de Culiacán ha tenido dos directores en menos de un mes.
José Francisco “N”, de formación castrense, en febrero pasado, asumió la dirección del reclusorio, cargo que sólo desempeño durante un corto periodo de dos semanas, por lo que su antecesor, Víctor Manuel Flores Díaz, fue designado como encargado del despacho. Con información de Javier Cabrera, corresponsal