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Las balas perforaron sus puertas y ventanas, alcanzaron un vehículo en la cochera y tumbaron fotografías familiares colgadas en la sala de su hogar, narró el señor Antonio, quien presenció con su esposa y cuatro hijos el enfrentamiento registrado entre fuerzas federales y un grupo armado en Culiacán, Sinaloa.
Los disparos y ruidos de vehículos a gran velocidad iniciaron calles antes de donde se ubica su hogar, en la calle Princesa Amalia del fraccionamiento Villas del Real, cerca de las 4:00 de la mañana, recordó.
Según la versión de varios vecinos, en el enfrentamiento que duró más de 20 minutos, cinco hombres armados y un efectivo federal resultaron muertos; sin embargo, el señor Antonio sólo se percató que frente a su hogar, por la calle Mariano Azuela, quedaron dos cuerpos.
En ese lugar, uno de los vehículos en los que viajaban los presuntos delincuentes chocó contra un auto Volkswagen, color blanco, estacionado, por lo que descendieron y trataron de huir a pie.
“Fue una madrugada de horror, escuchamos cómo las balas penetraron el portón de entrada, se estrellaban en las paredes, perforaran una ventana y pegaban en uno de los dos vehículos estacionados en su cochera tapada”, dijo.
Su esposa mostró las huellas de uno de los disparos que se incrustó en la pared de su sala, donde el cuadro con la fotografía de su esposo cayó por la fuerza del impacto.
“Tomé a mis hijos y esposa y nos refugiamos en la parte de atrás, sólo escuchábamos fuertes detonaciones de armas de fuego, sin saber qué sucedía”, dijo el señor Antonio.
Agregó que un helicóptero sobrevoló por varios minutos a baja altura la zona, hasta que ya no escuchó ni disparos ni la aeronave.
“Me atreví salir a ver qué había sucedido, pero me encontré con marinos que me obligaron volver a meterme a mi hogar”, relató.
Después de unas horas, el señor se asomó por segunda ocasión a la calle y notó que varias viviendas de vecinos presentaban impactos de bala en sus fachadas.
“Es un milagro que no sucedió ninguna desgracia, puesto que los disparos que penetraron varias casas sólo provocaron destrozos”, mencionó.
“Fue una guerra, una experiencia jamás vivida, tuve miedo, pero no lo externé, por mis hijos y esposa”, explicó.
A los vecinos, tanto de la calle Princesa Amalia como Mariano Azuela, donde se concentró el enfrentamiento entre los marinos y el grupo armado, no se les permitió salir a sus trabajos, ni a los menores asistir a la escuela.
La escuela primaría que se ubica calles adelante, “Eduardo Caldera”, suspendió clases, ya que la Marina colocó un cerco de control por espacio de casi seis horas, para que los peritos en balística y forenses recolectaran todas las evidencias.
lsm