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Víspera. 4 de febrero de 1917. Casas iluminadas en toda la ciudad ante la petición-invitación del gobierno municipal, con las que los ciudadanos, para mostrar su patriotismo, se unieron a las celebraciones por el acontecimiento que se avecinaba luego de que los congresistas terminaron las asambleas: la promulgación oficial de la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Los actos oficiales del Ejército Constitucionalista, comandado por Venustiano Carranza, no fueron los únicos eventos que se organizaron para celebrar. Ante la atención nacional en el estado, también se anunciaron eventos deportivos y espectáculos, aunque se cuestionó su realización debido a que eran conceptos contradictorios a los que habían propuesto algunos constituyentes, como por ejemplo, aquellos que pretendían la supresión de las corridas de toros.
No obstante, en la plaza de toros del municipio de Colón, la empresa de Ricardo F. de Jáuregui anunció para el domingo 4 de febrero de 1917: “¡Sensacional asalto de box! René Millard”. Era la primera vez que había algo así en la entidad y el boxeo no era del agrado de las mayorías. Las personas asistieron, porque el cartel se complementó —según cuentan— con “dos bravos toros embolados de Espejo”, uno para “hombres gordos” y el otro “para el público”; del cartel también sobresalía el aviso de que “habrá” palo encebado con prendas de vestir.
Por la noche hubo una gran serenata en el Jardín Zenea. Iluminación eléctrica y música con las mejores bandas de los cuerpos militares del estado.
Amaneció. A partir del 5 de febrero de 1917, México entró en la historia mundial por el esfuerzo del Congreso Constituyente. La nueva Constitución fue considerada una aportación de la tradición jurídica mexicana al constitucionalismo universal, al ser la primera ley fundamental de la historia que incluía los derechos sociales, incluso dos años antes que la reconocida Constitución alemana de Weimar de 1919. Después de la promulgación de la Constitución Política de 1917, a Querétaro regresó la calma.
Los tumultos de gente en las calles aledañas al Teatro Iturbide, terminaron. Las habitaciones de la casa de huéspedes La Madrileña, que también funcionaba como restaurante, quedaron vacías, pues fue ahí, en la contraesquina del ahora Teatro de la República, donde la mayoría de los congresistas que discutieron las reformas a la Carta Magna de 1847, se habían hospedado desde su arribo al estado, algunos meses antes.
Venustiano Carranza no se equivocó en nombrar a Querétaro como capital provisional del país en aquel entonces. La entidad, históricamente, había sido un sitio de alta relevancia desde la Conquista española por su céntrica ubicación geográfica.
Transformación y progreso
Población. Entre los censos de 1910 y 1921, el tercero y cuarto que se realizaban en el país, Querétaro registró una disminución de población derivado del conflicto armado de la Revolución y la transición hacia una sociedad constitucionalista, que se logró con la promulgación de la Carta Magna de 1917.
En 1910, el Inegi registró en Querétaro un total de 244 mil 663 habitantes, mientras que 11 años después, la entidad arrojó un conteo de 220 mil 231 personas, es decir, una decremento poblacional de 24 mil 432 queretanos. Sin embargo, para el censo de 1930, el efecto fue contrario, ya que se contabilizaron 234 mil 058 habitantes, un aumento de 13 mil 827 personas. Desde ese año, sólo se registran incrementos. Luego de 100 años, la población queretana, según el censo de 2010, alcanza la cifra de un millón 827 mil 937 personas.
Cinematografía. A Querétaro el cine llegó a mediados de marzo de 1897 y se instaló en el Teatro Iturbide. Sin embargo, en la época posrevolucionaria, luego de la pausa de las proyecciones cinematográficas por las asambleas constituyentes, en marzo de 1917, se estrenó Reconstrucción Nacional, un caso aislado de producción queretana. Posteriormente, en agosto de 1917 se reanudó la actividad en el lugar con la película La luz, tríptico sobre la vida moderna, que fue uno de los primeros largometrajes de argumento mexicano.
En 1921, José María Truchuelo, gobernador del estado —que en 1920 expidió la primera Ley del Trabajo del país, reglamentaria del artículo 123 constitucional—, ordenó ciertos cambios al inmueble. Al inaugurarse estas mejoras en la ceremonia del 5 de febrero de 1922, Truchuelo fue el encargado de sustituir el nombre de Teatro Iturbide por Teatro de la República.
Industrialización. De 1940 a 1960 se dieron los primeros pasos en el camino de la industrialización contemporánea, creándose una zona fabril al norte de la ciudad capital. Este proceso tuvo como consecuencia en los siguientes 30 años, un incremento de la mancha urbana superior al 400%, con relación al efectuado en más de 400 años de vida de Querétaro. La población de la ciudad se incrementó con 70 mil habitantes en la década de 1960, y más de 600 mil, en la década de 1990.
La obra cultural de la ciudad, tanto la generada durante el porfiriato como la conservada desde los siglos XVII y XVIII, y el tratamiento urbano especialmente en el área del Centro Histórico, con calles adoquinadas y andadores con jardines, contribuyeron para que en 1996 esta ciudad fuera galardonada con el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad que otorga la UNESCO. Mismo año en que la ciudad retomó oficialmente su nombre original de Santiago de Querétaro.
Educación. Al término de 1950 se clausuró el Colegio Civil y por iniciativa del gobernador en turno, Octavio S. Mondragón, comenzaron planes para crear la Universidad Autónoma de Querétaro. El 24 de febrero de 1951 la UAQ inicia clases con la escuela Preparatoria, la Escuela de Derecho y la Escuela de Ingeniería. En 1952 se crearon las escuelas de Química y Enfermería. En 1953 se fundó el Instituto de Bellas Artes y en 1954 la Escuela de Comercio, posteriormente Escuela de Contabilidad. El 5 de febrero de 1959 se logra la autonomía de la universidad.
Modernidad. Querétaro siempre fue un estado pequeño, aunque fue de los pocos donde desde antes la época revolucionaria y constitucional, aristócratas y clase trabajadora se asentaron por igual en el Centro Histórico y sumaron fuerzas para su desarrollo, algo que en otras ciudades no era común, pues en las zonas céntricas predominaba la clase alta.
Al inicios del siglo XX, la actividad agropecuaria fue la principal actividad económica y posteriormente, en la segunda parte del siglo se desarrollaron con mayor intensidad el sector industrial, el comercio y los servicios.
Poseedor de una inigualable ubicación geográfica, Santiago de Querétaro es desde el siglo XVII una ciudad con gran intercambio comercial, al estar situada entre la Ciudad de México y el norte de México, por lo que la principal actividad que se desarrolla actualmente en la entidad es la industria y se ha convertido en una de las poblaciones de mayor actividad económica en México: industria automotriz, aeronáutica, alimentos, lácteos, comercio, investigación y desarrollo, educación superior, producción de vinos y vid, vidrio y turismo.
Sitios que ocuparon los congresistas constituyentes, como la casa de huéspedes La Madrileña, ya no existen. Ahora, frente al Teatro de la República sólo hay locales comerciales que se extienden a lo largo de la calle Juárez norte, esquina con Ángela Peralta. La Antigua Academia de Bellas Artes del estado, que siempre figuró en actos de trascendencia para la historia de Querétaro y el país, donde sesionó por primera vez el Congreso Constituyente de 1917, pasó a ser propiedad de la Universidad Autónoma de Querétaro en 1957, como Instituto de Bellas Artes, donde se imparten clases hasta la actualidad. Frente al instituto, fue construida en 1967 la Plaza de la Constitución que ha sufrido varias transformaciones hasta llegar al estilo actual. Un terreno que en la antigüedad fue ocupado primero por el huerto del convento de San Francisco, después fue el Tianguis de los Escombros y en la época porfiriana se construyó el Mercado Escobedo, hasta 1967, cuando cambió su ubicación entre las calles Ignacio Allende Sur y Vicente Guerrero Sur.
Curiosamente el 5 de febrero, pero de 1985, fue inaugurado el Estadio Corregidora a petición del entonces gobernador, Rafael Camacho Guzmán, acto que contó con la presencia del presidente Miguel de la Madrid y que incluyó un partido entre la Selección de México frente a Polonia, que finalizó 5-0 a favor de los locales. Construido entre el 17 de marzo de 1983 y el 31 de diciembre de 1984, el costo estimado para su edificación fue de 5 mil 800 millones de pesos de aquella época.
Escenario mundialista en 1986 al recibir cuatro partidos oficiales. Casa actual de los Gallos Blancos, equipo de primera división que incluso ya registró en su historia la contratación de una figura de talla mundial, como lo fue Ronaldinho entre 2014 y 2015.
Un lugar que sirvió también para detonar los conciertos de artistas internacionales en México, pues a principios de la década con The Police en 1980 (DF) o Queen en 1981 (Puebla) se abrió el mercado, pero no fue hasta el 9 de abril de 1989 cuando se realizó el primer concierto masivo de rock en Querétaro. El Corregidora fue escenario del espectáculo protagonizado por Rod Stewart en su gira por Latinoamérica.
Después del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, Querétaro registró un incremento poblacional por las personas que se asentaron en el estado. Sin embargo, con el paso de los años el fenómeno de la migración hacia la entidad es constante hasta la actualidad.
El mismo crecimiento de habitantes ha hecho en las últimas tres décadas que la ciudad y el estado experimenten cambios necesarios para mantenerse a la vanguardia. Infraestructura vial, remodelaciones de las plazas principales, protección de museos y edificios históricos, la llegada de nuevas empresas tanto nacionales como extranjeras, entre muchos otros elementos, han servido para un crecimiento exponencial de Querétaro, una ciudad que históricamente ha sido pieza clave para el desarrollo social y cultural del país.
Un sitio que hace 100 años fue decretado por Venustiano Carranza como “capital provisional de la República”: “Aquí, señores, se expedirán probablemente las últimas leyes, se darán los últimos decretos y, tal vez, hasta la última Constitución que México necesita para que pueda encauzarse, para que pueda mantener su independencia”, fueron sus palabras hace un siglo, antes de la transformación de Querétaro y de todo el país.